El Periódico de Aragón

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Juan Bolea

Sala de máquinas

Juan Bolea

Granada, cantón

Las próximas elecciones autonómicas de Andalucía, convocadas por el presidente popular Juan Manuel Moreno para el 19 de junio, empiezan a generar novedades y sorpresas.

Entre ellas, el anuncio de que al menos tres de las provincias andaluzas concurrirán a los comicios con listas independientes de ámbito exclusivamente uniprovincial, nacidas para reivindicar inversiones y mejoras en sus respectivas circunscripciones. Dando de esta manera continuidad a la nueva tendencia o fenómeno de participación política ya ensayado en Teruel, Soria o León, entre otras provincias de esa España que tan precariamente se ha dado en llamar «vacía», como si en esos territorios no hubiese nada, salvo gente desesperada, abandonada, y votos susceptibles de reorientarse en otra dirección.

Entre esas provincias de Andalucía que presentarán listas propias o alternativas llama la atención la de Granada por una razón que va más allá de lo que hasta ahora se había visto en los programas uniprovinciales. Los promotores de Juntos por Granada —nombre de la nueva candidatura— aspiran a desgajar su provincia de la comunidad de autónoma de Andalucía para convertirla en una región nueva, otra autonomía independiente, con su gobierno, su parlamento y demás niveles institucionales y administrativos. Regresando así por el túnel del tiempo al cantonalismo decimonónico de la I República que a punto estuvo de desmembrar la nación, y que acabó, como es sabido, como el rosario de la aurora, enfrentándose pueblos y vecinos limítrofes en una orgía de egoísmo popular y ceguera política.

El ejemplo de Granada, ciertamente alarmante, puede cundir e infectar a otras candidaturas de su estilo, generando y contribuyendo a extender, lista a lista y provincia a provincia, un clima de derrotismo y victimismo que nada tenga que ver con el espíritu solidario y transversal de una nación democrática, y mucho con aquel rancio pasado de cantones y taifas que mejor olvidar.

Ojalá me equivoque y tanto las candidaturas y proyectos de las provincias andaluzas o de Aragón Existe nos convenzan por su lógica moderna, integradora y justamente reivindicativa, pero el riesgo de un retorno a la España, más que vacía, retrógrada, también, desde mi punto de vista, existe.

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