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Juguemos a las palabras

Juguemos a las palabras, pero con rigor. Atendiendo a la RAE y a otras fuentes oficiales. Reclamar: clamar o llamar con repetición o mucha instancia. En segunda acepción:

Pedir o exigir con derecho o con instancia algo. Teruel: capital provincial menos poblada del país. Teruel provincia: densidad de población de 9,1 habitantes por km2. Amplia red de acceso a medios de transporte público (aéreo, tren, especialmente de alta velocidad, y por carretera), que se encuentre a menos de una hora de un aeropuerto internacional con conexiones a Bruselas y París e interconexiones con Frankfurt y Ámsterdam): Ni están ni se les espera. Si quieren puedo seguir...

Tratemos de conjugarla con, por ejemplo, Victimismo: Tendencia a considerarse víctima o hacerse pasar por tal.

Y díganme ustedes si todas ellas pueden convivir y compartir espacio en la misma oración. Continuo. Díganme ustedes si no pudiera resultar cuando menos hasta obsceno tratar de vincular y de realizar esa asociación de ideas con todo lo que representa Teruel y sus gentes, donde el 58% de sus municipios padecen un problema demográfico grave, triplicando de este modo el 21% del resto de España. Evidentemente no.

Díganme ustedes si reclamar el cumplimiento de la palabra comprometida desde el Gobierno Central de descentralizar la administración del Estado y ubicar diferentes organismos en distintos con el afán de generar oportunidades de vertebración, de desarrollo, de luchar contra la despoblación es compatible con todo ello. Porque lo que un servidor en modo alguno ha escuchado es el pataleo, esa amarga queja, insolidaria a ojos de todos, porque cualquiera de los Organismos llamados a ser descentralizados (en este caso, la Agencia Espacial Española) fueran susceptibles de ser ubicados en Cuenca o Jaén; en Soria; en Palencia o Zamora, Badajoz, hasta en Huesca (¡allá arriba, que frío!) fíjese usted que atrevimiento por mi parte, que osadía. No, no se esfuerce, no lo ha escuchado ni usted ni yo.

Pero sorprende más que desde que se alzó la voz, única y exclusivamente para denunciar el enésimo agravio, se haya producido una cascada de reacciones tendentes a rebajar la expectativa, quitándole valor a la misma e incluso advirtiendo de un modo público de que la mera queja en sí podría ser contraproducente para el territorio. Incluso que la queja estaba generando una imagen «paupérrima» del mismo. ¿Se acuerdan ustedes de la candidatura a los Juegos Olímpicos de Invierno 2030 y el papel residual e insignificante otorgado al Pirineo Altoaragonés? ¿Recuerdan las «lentejas» y la oleada de descalificaciones hacia Aragón y sus gentes por alzar la voz ante tan gran injusticia? Ya basta.

Y no; la solución no debería ser la candidatura conjunta con la ciudad de Zaragoza, a menos que el objetivo sea triplicar la población de los barrios periféricos de la capital y por extensión acabar de cerrar el Hospital de Barbastro.

Por qué reclamar y exigir lo que pertenece jamás debería destilar una connotación negativa. Y eso es responsabilidad de todos.

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