Opinión | erre que erre

Un gran fracaso como sociedad

Hemos fracasado como sociedad. Esa es la conclusión que deberíamos sacar todos los actores implicados en el desarrollo de la sociedad del bienestar. Si miramos con detenimiento la encuesta que ha hecho público esta semana el INE sobre las condiciones de vida de los españoles en el 2023 solo podemos hacer esa lectura. Un 26,5% de la población, tres puntos más que el año de la pandemia, está en riesgo de pobreza (un 15,1% en Aragón). El porcentaje de población que se encontraba en situación de carencia material y social severa el año pasado aumentó hasta el 9%, frente al 7,7% del 2022. Y el 9,3% de la población llegó a fin de mes con «mucha dificultad», frente al 8,7% de 2022. Los menores de 16 años están peor que el año pasado y solo los mayores de 65 son los que están igual. Es decir, la brecha social se agranda. Un gran fracaso.

Esto significa que los niveles de ingreso están abriendo una gran brecha que año a año crece y fracasamos si no somos capaces de abrir puentes que pongan coto a este crecimiento. Pero además, también, hay una brecha generacional, de clase, porque hay generaciones que cada año que pasa van a peor. Y por último, hay una clara brecha territorial puesto que comunidades como Aragón, País Vasco, Navarra, Cataluña, Rioja, tienen unos datos bajos, pero Andalucía y Extremadura siguen a la cola, con los mayores niveles de pobreza y riesgo de ella. Es decir, estamos igual que hace 20 y 30 años, por lo que los mecanismos que han desarrollado los gobiernos central y autonómicos no logran romper esas diferencias y hay que tomárselo en serio porque si en estos momentos es ya un fracaso como modelo social y económico, lamentablemente, todavía puede ir a mucho más.

Es algo que afecta a toda Europa, pero a nosotros nos tiene que preocupar lo de nuestro país. Esta forma de organización económica y social no resuelve las diferencias porque con los datos del INE, uno de cada cuatro españoles están en riesgo de exclusión y esto empobrece aún más a la sociedad. La redistribución de riqueza es la asignatura pendiente y no se puede hacer solo con los salarios. Por ejemplo, el tipo máximo de IRPF en España, el 47%, solo lo paga el 1% de la población, cuando en otros países de nuestro entorno lo hace el 50%. Algo falla. Y no sirve eso de que los bares están llenos, la gente viaja en vacaciones y puentes... Fuera de sus hogares, cada uno intenta camuflarse, pero hay casi un 26% de aragoneses que no puede hacer vacaciones lejos de casa ni una semana al año; un 30% no puede afrontar gastos imprevistos, un 12% se retrasa en los pagos de la vivienda y casi un 10% tiene mucha dificultad para llegar a fin de mes en Aragón. La pobreza no es una vulnerabilidad extrema: el 6% de los que trabajan son pobres y un 13%, universitarios.

Suscríbete para seguir leyendo