Opinión | erre que erre

Las armas de la habilidad y el márketing

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. / ARCHIVO

Asistimos a un lamentable espectáculo de los políticos. El «y tú más» siempre ha sido impresentable, pero en estos momentos lo es muchísimo más. El cara a cara entre los líderes socialista, Pedro Sánchez, y popular, Alberto Núñez Feijóo, que se vivió esta semana en el Congreso de los Diputados no puede volverse a repetir. Cuando se están poniendo de manifiesto supuestas irregularidades, muy graves, por cierto, posibles fraudes fiscales, investigaciones judiciales y políticas, casos de productos muy necesarios durante la pandemia que llegaron en malas condiciones y muy caros (si es que llegaron), no podemos ver cómo toda la resolución de los políticos que dirigen el país es decir los otros también hicieron otras cosas igual de malas. Si mientras en España la gente se estaba muriendo (y esto es literal), había personas que intentaron hacer negocios fraudulentos y lo consiguieron, hay que ponerlas en evidencia, contarlo y castigar a los responsables. Con todas las consecuencias.

Pero mientras la mayoría de españoles decentes piensa esto, los políticos dicen quererlo evitar pero desvían la atención a otras supuestas irregularidades de sus contrincantes. Y eso lo único que provoca es una desafección de los ciudadanos con los políticos sacando una consecuencia que se ha oído muchas veces: «Todos los políticos son iguales». Ahí es donde nacen los que no son iguales porque esas son las armas de los ultras. Se ha visto en Italia, en Brasil, en EEUU, en España, hace pocos días en Portugal, y parece que lo vamos a seguir viendo en países como Alemania. No puede ser que esa desafección provoque la llegada de personas que como Donald Trump o Bolsonaro en su momento consigan el máximo premio teniendo como únicas armas la habilidad y el márketing frente al análisis ideológico y la propia política con mayúsculas.

No se puede permitir que un líder como Santiago Abascal le diga al presidente Pedro Sánchez, literalmente: «Usted compró el Gobierno a independentistas y filoetarras», y no pase nada, e incluso, después de tan gravísima afirmación, (vuelta con aquello del Gobierno ilegítimo) aparezcan encuestas en las que su partido aumenta en apoyo ciudadano. No puede ser que el expresidente Trump tenga muchos más votos conforme va pasando de tribunal en tribunal. Y no debemos permitir que la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, disfrute de mayor beneplácito popular y se le tenga que considerar una víctima de los que cuentan algo que no parece que esté bien hecho. No debe valer todo. Pero como vale, los políticos más ideológicos, con más convicciones, no pueden seguir más tiempo con el «y tú más». Porque empezarán a ser menos, y los otros irán a más. No les demos más armas, que ya tienen muchas.

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