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EL TRIÁNGULO

Carolina González

El último cartucho de la izquierda

Superado el susto de votar y cuándo hacerlo, toca centrarse. Es el momento de comenzar a analizar qué tipo de campaña nos espera y cuál es el objetivo de cada partido para lograr la victoria.

El viento juega a favor de PP y Vox, que barrieron en las municipales y autonómicas más en representación que en votos, y sin hacer gran cosa este próximo mes acabarán obteniendo un buen resultado con toda probabilidad. La tendencia les beneficia y ambos lo saben, por eso demorarán todo lo que puedan la formación de gobiernos y jugarán al gato y al ratón para mantenerse en ese limbo preelectoral que tanto les gusta a los asesores.

A la izquierda, en cambio, le toca remar, desplegar velas y trabajar en equipo. El PSOE desde su liderazgo y presentando el aval de estos cuatro años al frente del Gobierno. Podemos desde esa humildad que tanto le cuesta demostrar, sacrificando nombres y poniéndose a disposición del bloque progresista al más puro estilo Izquierda Unida, que ha sabido hacerlo en distintos momentos a lo largo de la historia, también ahora. De Yolanda Díaz se espera esa generosidad de la que alardea su proyecto y que de verdad sume y aglutine, no solo votos sino ilusión y saber hacer desde un espectro electoral tan difícil de acompasar. Debería no perder de vista el pasado más reciente y lo sucedido en el seno de formaciones como el propio Podemos o Ciudadanos, tan prometedoras como efímeras. A la actual vicepresidenta del Ejecutivo de Sánchez se la considera el revulsivo que ahora necesita el espacio ubicado a la izquierda del PSOE para no dividir el voto, entenderse con el líder de los socialistas sin exabruptos y erigirse como el único socio serio y responsable con el que construir una alternativa a la derecha.

Y todo en tiempo récord. Sánchez sabía que esperar a final de año para convocar elecciones generales habría servido únicamente para llenar minutos de televisión con acusaciones cruzadas entre Monteros, Belarras y Yolandas. Los egos son un problema sustancial en política, da igual lo conservador o progresista del perfil, pero aún es más notable entre aquellos que creen que airear los trapos sucios es sinónimo de transparencia. Deberían haberse dado cuenta a estas alturas de que no, como tampoco mantener ese discurso hiperpaternalista y moralista. No creo que sea buena idea, además, menospreciar a los votantes del PP, sobre todo teniendo en cuenta que muchos se mueven entre el bipartidismo cada cuatro años. Ayuso ha arrasado con una palabra: libertad. El PP ha ganado con otra: Bildu. Vox ha crecido a base de sembrar el miedo. Que tomen nota en la izquierda, que después del 23J ya no tienen más oportunidades.

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