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Atienza: «El objetivo no puede ser otro que subir»

Atienza: «El objetivo no puede ser otro que subir»

—¿Cómo se está encontrando en estos primeros días?

—Muy contento, ya venía con unas expectativas del club, de lo que implica el Zaragoza y de los compañeros y por el momento todo eso se está cumpliendo.

—El Zaragoza se lanzó a por usted y su fichaje fue cuestión de muy pocos días.

—Tal cual fue así. Fue todo muy rápido y también inesperado, para qué vamos a engañarnos, con 29 años que me haya tocado vivir algo así me ha pillado por sorpresa y no puedo estar más feliz. La verdad es que yo no tardé nada en decidirme, lo que se tardó en ponerse de acuerdo el Numancia con el Zaragoza, el contrato conmigo fue rapidísimo.

—El club ha hecho una apuesta muy fuerte por usted. 450.000 euros a pagar en tres años, algo inhabitual ahora. ¿Se siente más responsabilizado por eso?

—Ahora en Segunda no es fácil que pasen este tipo de cosas y estoy agradecido por la apuesta, por ese esfuerzo. La responsabilidad es mucha cuando un club así hace un esfuerzo tan grande porque estés aquí, hay que devolverlo en el día a día y sobre todo en los partidos.

—¿Hasta qué punto fue clave Víctor en su llegada?

—Habría venido estuviera el entrenador que estuviera, tanto por la historia que tiene esta entidad como por todo lo que representa. Pero es importante tener un técnico así, con su trayectoria y su experiencia, es un factor que suma muchísimo.

—Entra en cadetes en la cantera del Atlético, pasó por el filial del Sevilla y después le costó llegar mucho a Segunda, no lo logra hasta el 2016, en el Reus.

—Y fui campeón de Europa sub-17 y subcampeón del mundo… La verdad es que me ha costado mucho. Cuando estás en la cantera todo parece muy bonito, a esa edad eres una promesa y parece que vas a llegar a Primera con facilidad y no es así, hay mucha gente que se queda en el camino y yo he tenido que estar muchos años en Segunda B, muchos partidos, para tener una oportunidad en un Reus que era recién ascendido y que tenía que firmar un jugador de bajo coste, de mi perfil entonces. Eso sí, cuando el Reus me dio la ocasión me agarré con toda la fuerza.

—Reus, Numancia y ahora el Zaragoza. Va en progresión.

—Este es el salto importante porque el Numancia era para mí un club asentado en Segunda y que trabaja muy bien, pero la llamada del Zaragoza es otra cosa, está a otro nivel. Es el paso que intuyo decisivo en mi carrera, el más importante de los que he dado.

—Ha jugado 111 partidos de 126 posibles en las tres últimas temporadas. Eso es fiabilidad y calidad física.

—Pues toquemos madera con las lesiones y con seguir contando así para el entrenador. Por suerte me he perdido pocos partidos por lesión y el jugar tanto con entrenadores diferentes creo que es un punto más de valor para mí. Intento cuidarme mucho, llevar una vida acorde a ser un profesional para estar disponible siempre y de momento me va bien.

—Muchas veces no se cumple eso de que el profesional sea profesional…

—Es que me ha costado mucho llegar y no me quiero bajar de esta categoría. Al revés, quiero dar pasos adelante y seguir así, avanzando. Hago mi trabajo, entreno fuerte, me entrego y el resto llega, si lo haces bien, llega.

—¿Su siguiente destino es la Primera División?

-Ojalá, cumpliré 30 años en esta temporada, y con esa edad ya no es fácil llegar a Primera, pero es lo que deseo, he firmado aquí por tres años y mi deseo es vivir un ascenso con el Zaragoza. Soy un jugador muy ambicioso y nunca es tarde para llegar a cumplir una meta, como es en mi caso jugar en la élite.

—El club lleva muchos años en Segunda, ya que es el séptimo seguido. ¿Hablar tan claramente de subir supone una presión extra?

—Cuando uno está en el Zaragoza tiene que tener la responsabilidad y ser consciente del peso que implica llevar esta camiseta. Si ha estado tantísimas temporadas en Primera, si es un histórico, es que el objetivo no puede ser otro que devolverle a su sitio. Hay que saber llevar esa presión, jugar con lo que implica y asumiendo que salir de Segunda no es fácil. Es que miras en la categoría y hay 13 o 14 equipos de 22 que miran a subir, que su proyecto es ese. Cuesta mucho, no es fácil, pero es que el objetivo no puede ser otro que subir.

—¿Cuál es su mayor virtud y su mayor defecto como jugador?

—Mi virtud es con el balón, me gusta que mi equipo tenga la posesión y la iniciativa y creo que mi defecto es la velocidad, a campo abierto y con grandes espacios es mi carencia.

—No habla de la altura y de esa capacidad en la estrategia aérea que ha sido clave en su llegada. El Zaragoza ha sufrido mucho en los últimos años en esa faceta, sobre todo en la pasada temporada.

—Bueno, lo primero es que no por ser alto hay que ir bien de cabeza. En mi caso, sí creo que es una de mis virtudes y si en otro momento, en los años anteriores, el equipo ha tenido ese déficit pues yo vengo a aportar mi grano de arena, a intentar a que pasen lo menos posible esas situaciones y trabajar para corregirlas, porque por ejemplo en Segunda la estrategia defensiva en las faltas y en los córners es vital, hay que evitar encajar muchos goles a balón parado.

—¿Cuáles han sido sus espejos en el fútbol?

—De pequeño me fijaba mucho en Hierro y en Guardiola, porque yo empecé como mediocentro, hasta los cadetes, cuando llegué al Atlético, que me echaron para atrás y ahí me quedé. Y más recientemente me fijo mucho en Piqué y Sergio Ramos.

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