Las fiestas del Santísimo Robado sirven como excusa para divertirse

Alberite de San Juan celebró del 2 al 5 de febrero sus fiestas en honor al Santísimo Robado. Estos festejos conmemoran los hechos acaecidos en febrero de 1642, cuando tres ladrones robaron en la iglesia un copón con hostias consagradas. En su huida, al ladrón que portaba el copón quedó inmovilizado y sólo se recuperó tras prometer la devolución del botín.

La devolución se produjo en Malón y el copón fue venerado en la catedral de Tarazona desde donde se trasladó a Alberite con una numerosa comitiva. Su llegada al municipio dio lugar a una gran fiesta por la alegría de la recuperación; fiesta que cada año se celebra.

La misa mayor y la procesión con el Santísimo -único lugar en el que sale dos veces al año, en esta fiesta y en el Corpus- fueron enriquecidas por la Honoris Tuna de Aragón que, sin perder solemnidad, dieron a estos actos una alegría que seguro recordaba la de 1642. No faltaron en las fiestas la música, bailes y comidas, entre otras citas.