Hace un año, cuando se conoció la génesis de la investigación de Craig Venter, se advirtió al científico de que el organismo que buscaba podía ser la base de una nueva generación de armas biológicas, potencialmente muy peligrosas. Venter repelió el cuestionamiento ético de su estudio afirmando que, en el caso de que así fuera, su hallazgo podría servir para mejorar la capacidad de detectar y neutralizar las actuales armas biológicas. En cualquier caso, quedó claro que estaba creando un organismo delicado.