Investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han descubierto el mecanismo por el que las bacterias intercambian entre ellas fragmentos de su código genético (ADN) y consiguen adaptarse a un ambiente cambiante, por ejemplo, a un fármaco que intenta combatirlas. Ese es el procedimiento que permite a las bacterias inactivar la presencia de los antibióticos hasta hacerlos ineficaces.

El hallazgo, que ha dirigido el doctor Miquel Coll desde la sede del CSIC en Barcelona, podría conducir al diseño de fármacos que impidan la resistencia bacteriana a los antibióticos, un fenómeno que en España afecta a un 10% de la población. Estas resistencias complican seriamente el tratamiento de infecciones graves, en especial las adquiridas en el quirófano de un hospital, ya que obliga a buscar una alternativa en situaciones límite.

Hasta ahora se sabía que las bacterias se adaptan a gran velocidad a la presencia de un ambiente que les es hostil, pero se desconocía cómo sucedía. La investigación del equipo de Coll, realizada con el grupo de Fernando de la Cruz, de la Universidad de Cantabria, demuestra que el proceso es debido a la proteína relaxasa. Los autores añaden que inhibiendo dicha proteína sería posible frenar la resistencia de bacterias a los antibióticos.

CONSUMO INADECUADO Según los especialistas, las resistencias bacterianas a los antibióticos son una de las consecuencias del abuso en el consumo de estos medicamentos, en especial los que se recetan inadecuadamente para resfriados o gripe en niños.

Otro factor que incide en el aumento de resistencias, explica Coll, son las migraciones de enfermos entre países. "La tuberculosis estaba casi erradicada en España --asegura-- y ahora vuelve a tener importancia debido a las nuevas cepas del bacilo, procedentes sobre todo de países del Este, donde casi un 15% son resistentes a los antibióticos".