Fue una cita alienígena. Y no sólo porque era la tropa de Crónicas marcianas la que celebraba sus mil programas en antena. Como en los Oscar, la fiesta que Javier Sardá dio el viernes en Barcelona cerró el paso a la prensa y, a las puertas, montó un paseíllo que estuvo flanqueado por focos, cámaras y gorilas con espaldas de armario y pinganillo. Por allí, regalando sonrisas y pullas festivas, fue pasando ese nuevo star system de la celebridad. Los que, en lugar de nacer en las páginas del ¡Hola! , lo han hecho en la subversiva factoría de Crónicas.

El ideólogo de esa revolución, Boris Izaguirre, apareció con mirada afilada y disfrazado de Victoria Beckham. Quedaba claro que aquello era como Hollywood, pero versión valle-inclanesca. Mientras, Carlos Latre, vestido de Beckham, completaba la escena haciéndole a su esposa una ITV de la entrepierna. También acudieron descartes como Galindo, dedicado a sus "labores", y Mariano Mariano, que ha grabado un disco de "música buena".

Entre los 400 invitados, se avistaron al jefe de informativos de Tele 5, Juan Pedro Valentín, al periodista M xim Huerta, Javier Nart, Nina, cantantes de OT como Alex y las Lunae, la sexóloga Carmen Vijande y un rezagado Juan Adriansens.

Pero la artillería pesada llegó con los escuadrones kamikaze. Los que, saliendo de Gran hermano o de la turbia crónica social, venden con la misma virulencia sus intimidades que analizan la actualidad rosa. Junto desembarcó un grupo de escalofrío: el padre Apeles, Antonio David Flores, Carmen Hornillos, Isabel García Marcos y Mila Ximénez, presta a seguir ajusticiando al gremio de tonadilleras. "¡Me busca la Interpol!", soltó Aída, de Gran hermano , que apareció junto a homólogos como Marta, Kiko, Jorge y Alonso. Fue baja la pandilla de Tamara, pionera en subvertir las leyes del estrellato. Su ausencia probó que en este famoseo de usar y tirar no caben ni la compasión ni la memoria.