A veces prepararse para realizar un papel es mucho más sacrificado que aprender a llorar sin parecer un neurótico o dar miedo con sólo arrugar el entrecejo. El actor Tom Cruise, por ejemplo, ha tenido que ganar 12 kilos de musculatura de cara a mover la espada sin temblores en su última película, Samurai . Sin embargo, no ha sido lo único. El actor también ha tenido que tomar lecciones de japonés para mover la boca con soltura.