A un lado, Cristóbal Colón. Al otro, los vikingos. En juego, la verdad sobre el descubrimiento de América. La partida está lejos de acabar pero el último set se lo han apuntado quienes, apoyándose en el llamado mapa Vinland , están convencidos de que fueron los nórdicos quienes pisaron el continente alrededor del año 1000, casi cinco siglos antes de que desembarcara en él el enviado de los Reyes Católicos.

La autenticidad del pergamino, propiedad de la Universidad de Yale y en el que se retrata parte de la costa atlántica de América del Norte y se narra en latín medieval el viaje hasta esas tierras de Leif Eiriksson, lleva años siendo tan defendida como cuestionada. La última en reivindicarla ha sido Jacqueline Olin, una investigadora retirada de la Institución Smithsonian en Washington que en un estudio que aparecerá en diciembre en la revista Química analítica afirma que la tinta empleada en el Vinland data de 1434, décadas antes de que Colón coronara su hazaña.

Especulaciones

Desde que el filántropo Paul Mellon donó, en los años 60, el mapa a Yale, el Vinland ha sido objeto de estudio, polémica, sueños y revisiones de la historia. Algunos de sus estudiosos lo datan alrededor de 1440 y hay hasta quien se atreve a especular con que Colón lo usó para encontrar el Nuevo Mundo.

Lo cierto es que el estudio de sus materiales es lo que lleva a las principales divisiones. El primero en desacreditarlo fue Walter McCrone, que en los años 70 descubrió que la tinta del mapa contenía una forma de dióxido de titanio común en las tintas hechas después del año 1920.

Tesis de Olin

Ahora Olin ha analizado también otros minerales que se encuentran en la tinta, incluyendo aluminio y zinc. Según ella, se usaban en la fabricación de tinta en la época medieval. La investigadora sostiene que ese proceso de fabricación podría haber hecho que apareciera en la tinta el dióxido de titanio, cuyos cristales podrían haber cambiado de tamaño y forma con el tiempo. La tesis de Olin desmiente la anterior, de unos investigadores del University College de Londres. Estos, tras analizar un mapa que de ser auténtico valdría 20 millones de dólares, concluyeron que era una falsificación de un experto que habría usado un pergamino del siglo XV pero tinta del XX.

Según ellos, la clave de la falsificación estaba en los restos amarillos que supuestamente dejan las tintas negras medievales.

El Vinland tiene una capa de tinta negra y otra de amarilla, pero sólo encontraron restos de dióxido de titanio en la amarilla, lo que les llevó a asegurar que la capa de tinta negra --basada en carbono y no en hierro-- fue colocada después. Olin también rebate esta tesis y dice que el carbono se usaba en el siglo XV para colorear tintas, por lo que "eso no es de ningún modo prueba de una falsificación".