Juan Pablo II regresó ayer al Vaticano tras haber estado ingresado durante 18 días en el Policlínico Gemelli de Roma, donde le fue practicada una traqueotomía para impedir que se le repitieran los graves problemas de respiratorios que sufrió durante el pasado mes. El alta médica ha coincidido con las primeras palabras pronunciadas en público por el Papa, a quien estos días enseñan cómo respirar y a hablar con la cánula que le insertaron durante la operación.

El regreso del Papa se efectuó en un monovolumen preparado para llevar la silla de ruedas en la que Karol Wojtyla pasa ahora sus días.

BENDICIONES Durante el trayecto, Juan Pablo II no paró de bendecir a las numerosas personas que habían formado una cadena humana desde el centro sanitario hasta la plaza de San Pedro. Unos dos kilómetros en los que el público aplaudía y algunos lloraban de emoción. De vez en cuando, Juan Pablo II juntaba las manos a la altura de la boca, como si estuviera también él emocionado por ese regreso de un centro sanitario, el noveno desde que fue elegido Papa en el año 1978.

Una vez en la plaza del Vaticano, el séquito de automóviles que acompañaba al Papa entró por el ingreso noble del Arco de las Campanas, saludado por los guardias suizos. Ya en el interior, el monovolumen subió hasta el patio de San Dámaso y por un ascensor Karol Wojtyla fue llevado a sus apartamentos. Poco antes, por la mañana, tras el Angelus dominical, el Papa había hablado por primera vez en público, pronunciando cuatro telegráficas frases de saludo a los peregrinos que se encontraban en el atrio del centro sanitario. "Queridos hermanos y hermanas, gracias por vuestra visita. ¡Viva Wadowice! Saludo a los Legionarios de Cristo. Buen domingo y buena semana", dijo.

Se le notó un gran esfuerzo para pronunciar cada una de sus palabras, pero también demostró una gran determinación en querer pronunciarlas. Su aspecto era mejor del que se apreció en el vídeo difundido por el Vaticano el pasado viernes.

El regreso del Papa al Vaticano se produce una semana antes del inicio de los ritos católicos de la Semana Santa, que Juan Pablo II seguirá por televisión desde su apartamento vaticano. Cada uno de los ritos será oficiado por uno de los cardenales que ocupan los cargos más importantes en el gobierno de la iglesia católica. Ya se sabe que Karol Wojtyla impartirá sólo la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad y al mundo. Por extensión, a todo el mundo) de la Pascua, pero se ignora si el Viernes Santo participará en el solemne Via Crucis que se celebra en el Coliseo de Roma.