Lleva casi un año y medio sin pagar la hipoteca y ahora ha planteado a su banco, el Santander Central Hispano (BSCH), la posibilidad de buscar una salida que pase por la renegociación. Esta opción, vetada al común de los mortales que ya haya visto su casa subastada, es una realidad para Josep Gil, un hombre de 57 años que vive en Sant Salvador de Guardiola, el primer particular en España beneficiado por la figura del concurso de acreedores --el equivalente a la suspensión de pagos antigua y reservada solo a empresas--.

El primer acercamiento entre las partes se llevó a cabo ayer, pero no se llegó a un pacto. Emplazados por el titular del Juzgado Mercantil número 3 de Barcelona, José María Fernández Seijo, el autor de la pionera sentencia, hecha pública hace una semana, se dieron cita en el juzgado el abogado del particular en quiebra y un procurador en representación de la entidad bancaria.

Como el interlocutor del banco no era el adecuado, ambas partes han vuelto a quedar convocadas en 15 días con el mensaje de que, si logran ultimar un acuerdo fuera del juzgado, mucho mejor. En cualquier caso, el representante del banco se ha llevado bajo el brazo la propuesta del particular. El letrado, que no quiso concretar los detalles, apuntó: "Mi cliente quiere pagar pero hemos de pactar cómo, cuándo y en qué condiciones". "Cuando esté cerrado el pacto con el banco --añadió el letrado--, abordaremos los problemas con otros acreedores".

Fuentes judiciales, que explicaron que la ley concursal ofrece varias salidas a esta situación, recordaron que fue el banco, por propia iniciativa, el que suspendió la subasta de la vivienda al saber que el cliente había solicitado beneficiarse de la ley concursal.

Los problemas económicos de la pareja, con una deuda que asciende a 163.000 euros (27 millones de pesetas) empezaron cuando Josep Gil, mando de una empresa farmacéutica, enfermó del corazón.