Un hombre de unos cincuenta años irrumpió ayer tarde en un bar del barrio madrileño de Vallecas y mantuvo retenidos allí al dueño del local y otro hombre, hasta que casi cuatro horas después la Policía logró que se entregase y dejara libres a sus rehenes.

El suceso comenzó antes de las siete de la tarde, cuando el supuesto atracador entró en el bar Tomás, situado en el número 8 de la calle del Puerto de Canencia y encañonó con una pistola --que resultó ser de fogueo-- al dueño, al que empujó hacia el interior y retuvo junto a un amigo suyo que se encontraba también en el bar. Los clientes que estaban en la terraza avisaron a la Policía, que en pocos minutos montó un fuerte despliegue.

Los agentes de los grupos especiales llegaron cuando habían transcurrido casi tres horas desde el comienzo del secuestro, y fueron los encargados de entrar en el local, aunque desde el inicio del suceso ya había negociadores de la Policía que, según fuentes de este cuerpo, fueron los que lograron convencer al asaltante de que se entregara.

Paqui, la mujer de Tomás, el dueño del bar, relató a los representantes de los medios de comunicación que a punto estuvo su hijo de ser el tercer rehén, ya que quiso entrar voluntariamente al establecimiento poco después del atracador, pero su padre desde dentro le ordenó que no lo hiciera. Tanto la esposa del retenido como su hija, que son las que habitualmente llevan este bar, sufrieron crisis de ansiedad y fueron atendidas en la zona por los servicios de emergencia.

El incidente terminó sin que se produjeran daños personales, aparentemente, ya que al término de la operación policial, Tomás, de 43 años y su amigo, de 26, fueron trasladados al hospital Gregorio Marañón para un análisis más profundo. El atracador, por su parte, que abandonó el local esposado y escoltado por varios agentes de los grupos especiales, fue conducido a dependencias policiales.