Jaime Benjamín G. N., diácono y subdelegado de la delegación pastoral penitenciaria del obispado de Vic, se sentó ayer en el banquillo de los acusados en la Audiencia de Barcelona presuntamente por estafar a dos presos a los que les ofreció hacer gestiones para conseguir el indulto o permisos a cambio 55.000 euros. La fiscalía reclama para él ocho años de prisión.

Según la acusación, Jaime Benjamín G. N acompañaba a un párroco del obispado de Vic a visitar reclusos y no solo les prestaban asistencia espiritual, sino también les ayudaban a gestionar permisos, indultos y otros trámites.

La fiscalía apunta que el diácono "aprovechando" la confianza que despertaba ante los internos la tarea religiosa y "con ánimo de obtener un enriquecimiento patrimonial" proponía a los presos que "gozaban de cierto potencial económico" la posibilidad de mediar para la obtención de indultos y de beneficios penitenciarios a cambio de dinero.

El imputado declaró en el juicio que él no había tramitado nunca indultos ni permisos, sino que solo ayudaba a los presos y a sus familias. "Nunca he recibido dinero", insistió. Sin embargo, el padre de uno de los presos presuntamente estafados sostuvo que su hijo le pidió que entregara al acusado 25.000 euros porque le iba a arreglar los papeles para cambiar de centro. Y así lo hizo, sin conseguir lo prometido. El diácono intentó enredar a otros dos internos, pero estos lo denunciaron.