Las tensas relaciones entre Irlanda y el Vaticano por los escándalos de pederastia vivieron ayer otro capítulo con el traslado del aún nuncio en Dublín, Giuseppe Leanza, a la República Checa, donde será el representante de la Santa Sede en ese país. La vuelta de tuerca se produce después de que el Vaticano llamara el lunes "a consultas" a Leanza a raíz de las duras críticas del Gobierno irlandés por presuntamente haber encubierto casos de abusos a menores.

"Puedo confirmar que el (nuevo) nombramiento del arzobispo ha recibido la luz verde", dijeron fuentes oficiales al referirse al nombramiento de Leanza como nuevo nuncio en Praga, cargo que permanecía vacante desde el 28 de mayo. Algunos expertos vaticanistas explicaron que el traslado fue decidido antes de que se desatara la crisis.