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NUEVOS RETOS DE LA EXPLORACIÓN

Un coloso para ir a Marte

El futuro lanzador de la NASA tendrá capacidad para poner en órbita 130 toneladas La agencia espacial prevé las pruebas en el 2017, pero el elevado coste amenaza su construcción

Un cohete de 122 metros de altura y capacidad para colocar en órbita una carga de 130 toneladas o 21 grandes elefantes, según el símil de la propia NASA, ha sido el diseño elegido por la agencia espacial de EEUU para intentar repetir las gestas del pasado y plantearse nuevos retos, como un viaje tripulado a Marte.

El vehículo, bautizado con las discretas siglas SLS (Space Launch System), es considerado el sustituto de los transbordadores o STS (Space Transport System), jubilados el pasado julio, aunque realmente se parecen poco. Puestos a comparar, a lo que recuerda el SLS es a los Saturn 5 que permitieron que los astronautas de las cápsulas Apolo hollaran la Luna a finales de los años 60 y principios de los 70. Hasta el color del cohete es el mismo.

La agencia presentó los detalles del lanzador el pasado miércoles, aunque en líneas generales no difiere mucho del modelo anunciado como candidato a principios del verano. Con el SLS, la NASA abandona el modelo de nave reutilizable, que ha demostrado su belleza pero también sus peligros, y opta por un cohete desechable al que se le podrán acoplar diversos módulos, incluida una cápsula para tripulación que, según planes nunca concretados, se llamará Orión y podrá llevar a seis personas.

Módulos de quita y pon

La novedad esencial del SLS, insiste la NASA, es que se podrá ajustar la configuración en cada vuelo, dependiendo de las características de la misión, lo que en la práctica supondrá un ahorro económico. Por poner un ejemplo, si la carga no requiere el impulso máximo, el tamaño del cohete podrá reducirse. De hecho, el primer SLS tendrá una capacidad para 70 toneladas y luego irá creciendo en función de las necesidades. Cuando llegue al máximo, tendrá un 20% más de potencia que los Saturn 5 o "los mismos caballos que 208.000 automóviles Corvette", según las comparaciones de la NASA. Charles Bolden, el jefe de la agencia, afirmó el miércoles que el SLS había sido concebido para poder impulsar naves hasta "lugares a los que no se ha ido nunca". A Marte, sin duda, pero también a asteroides. La NASA ha previsto un calendario a largo plazo. El primer vuelo será una misión no tripulada en diciembre del 2017 que sobrevolará la Luna (curiosamente, la empresa privada SpaceX, ha anunciado que una de sus naves realizará el mismo trayecto un año antes). Para que la Orión lleve astronautas, habrá que esperar hasta el 2021, también con una misión de sobrevuelo lunar que concluirá a la vieja usanza, en aguas del océano Pacífico. El SLS no alcanzará su configuración para transportar 130 toneladas hasta el ¡2032!

Esta es la previsión anunciada por la NASA, claro está, porque lo cierto es que el superlativo coste de 13.000 millones de euros --o el triple, según cálculos de The Wall Street Journa-- y los tiempos que corren no garantizan la ejecución del SLS si no es con la participación privada. De hecho, el presidente Obama ya canceló por demasiado cara la primera propuesta que planteó la NASA (los cohetes Ares y el programa Constellation). Por si fuera poco, tampoco hay planes concretos para las cápsulas Orión, que deberían permitir llevar tripulación hasta la superficie de la Luna y Marte.

Eso sí, según palabras optimistas de Bolden, el cohete "creará puestos de trabajo bien remunerados, mantendrá el liderazgo estadounidense en el espacio y será inspiración de millones de personas en todo el mundo".

"El presidente Barack Obama nos retó a ser audaces y soñar a lo grande --añadió Bolden--, y eso es lo que estamos haciendo". No hay fecha para volar a Marte, pero parece claro que no será posible hasta pasados 25 años. En el mejor de los casos.

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