Nada es habitual en la investigación de la muerte de Crispin Scott, el joven estadounidense de 20 años que murió de una intoxicación provocada por el cóctel de barbitúricos que un hombre le proporcionó para dormirle y abusar sexualmente de él. Lo menos habitual de todo es ese hombre: Óscar Vicente Castro Cedeño, el ecuatoriano de 41 años que presuntamente le causó la muerte. Con su detención, los Mossos han descubierto no solo el perfil de un posible violador en serie, sino también las fotos de otras 20 presuntas víctimas de las que se desconoce su identidad y que, por razones de salud, deben ser localizadas cuanto antes.

Fuentes al tanto de las investigaciones explicaron a este diario que durante el registro de su casa en Esplugues los agentes encontraron un centenar largo de fotografías de 20 jóvenes a los que había dejado inconscientes y que en todos los casos mostraban señales de haber sido agredidos sexualmente.

Ninguna fotografía era aleatoria. Todas aquellas imágenes habían sido tomadas en base a un mismo patrón: la víctima vestida, la víctima desnuda de cintura para abajo, la víctima desnuda de cintura para arriba. Cada serie culminaba con una imagen del agresor violando a su víctima. Por perverso que parezca, él mismo fotografiaba la escena, pero evitando que apareciera su rostro.

Algo que desconcertó a los agentes es que muchas de esas fotografías estaban impresas en papel y no ocultas, como otras, en el ordenador. En todos los casos se trataba de adultos veinteañeros y raza blanca.

Pero sobre todo, los mossos quieren localizar a esas personas porque el detenido es portador del VIH, y alguna de sus víctimas puede desconocer que ha sido contagiada. Por el momento, los agentes solo han podido localizar a un joven que en el 2009 denunció a Castro por haberle violado después de haberle dormido sin su consentimiento. En su momento, el caso se archivó porque era la palabra de uno contra el otro.