La propuesta de la Comisión Europea para abolir el cambio de hora tendrá que esperar. El plan anunciado a bombo y platillo por su presidente, Jean-Claude Juncker, en septiembre pasado, ha chocado contra el muro de los gobiernos europeos, que han pedido más tiempo para masticar la propuesta. Todas las delegaciones, según informó ayer la presidencia austriaca de la UE, expresaron sus reservas a los planes de Bruselas y el debate quedará aparcado hasta el próximo año.

«Les insto a que sigan deliberando, mantengan la mente abierta y esperemos que la próxima vez que nos reunamos, en el mes de junio, tengan una posición común», deseó la comisaria de Transportes, Violeta Bulc, tras el nuevo debate político celebrado por los ministros de transportes de los 28. La intención inicial del Ejecutivo comunitario era que la medida se aplicara desde el año 2019. El primer debate a finales de octubre ya puso de manifiesto los problemas prácticos de este ambicioso calendario, por lo que la presidencia austriaca ofreció aplazar el fin del cambio bianual en los relojes hasta el 2021.

Finalmente, ni una fecha ni otra. Todos los gobiernos han optado por mantener sus reservas y aplazar cualquier decisión de forma indefinida. «Es una propuesta que la presidencia ha considerado prioritaria y hemos intentado avanzar lo máximo posible», explicó el ministro austriaco, Norbert Hofer, durante un debate público en el que intervinieron un total de 14 delegaciones. Las únicas que cerraron filas con la propuesta comunitaria fueron Lituania, Finlandia, Estonia, Alemania, Letonia y Croacia, aunque varias de ellas hicieron hincapié también en la necesidad de evitar la fragmentación del sistema y la coordinación con los países vecinos, una cuestión que preocupa a todos los gobiernos.

ESPAÑA SIGUE EN CONSULTAS

El grueso de las delegaciones explicaron que, o bien no han concluido con sus consultas internas, o bien simplemente que la propuesta requiere mucho más trabajo. Es el caso de España. Según el secretario de Estado de Transportes, Pedro Saura, «España mantiene una actitud abierta con la propuesta» y «una buena predisposición», pero la comisión de expertos sigue trabajando. «Cuanto el comité de expertos dictamine, el Gobierno español se posicionará», explicó, sin dar fechas.

Tampoco tienen postura definida Francia o Irlanda, que pusieron el acento en los interrogantes que genera el plan y en que cualquier cambio deberá notificarse con un aviso de 18 meses para que el sector de las aerolíneas se prepare. Al hilo de esto, la República Checa abogó por no apresurarse y Holanda recordó que no está dispuesta a terminar con la directiva actual sin saber cómo será el nuevo modelo ni sin un estudio de impacto detallado. «Nos hace falta un nuevo mapa y para ello nos hace falta un informe de impacto en condiciones. Ha sido un tanto optimista intentar alcanzar un resultado en tan poco tiempo», justificó su ministra Cora van Nieuwenhuizen.

Más crítica fue Portugal, el único país que ha rechazado tajantemente el fin del cambio de hora. El ministro portugués, Pedro Marques, alegó que su país ya lo ha probado en dos ocasiones en el pasado y que en ambos casos la experiencia resultó negativa. «En nuestro país generó mucha incomodidad en los ciudadanos, algo que demuestra que el sistema en vigor es el más adecuado, al menos para Portugal».