Homofobia

La vida de un joven ocho meses después de que recibiera una paliza homófoba en Valencia: "Tuve terror a salir a la calle"

Rafael Sevilla fue apaleado por seis individuos mientras le gritaban "maricón" o "engendro" en octubre de 2022

Rafa fue agredido en una nueva paliza homofoba en Valencia.

Rafa fue agredido en una nueva paliza homofoba en Valencia. / GERMAN CABALLERO

Gonzalo Sánchez

"Maricón, bujarra, engendro. No deberías haber nacido. Vamos a acabar contigo y con los tuyos. Maricón te vamos a matar, de aquí no sales". Son las frases que escuchó Rafael Sevilla mientras seis jóvenes le propinaban patadas en la cabeza en la madrugada de un sábado al final de un paso elevado en el barrio de Malilla (Valencia) cerca de las vías del tren.

Rafael tiene 30 años, y volvía de una fiesta con sus amigos mientras escuchaba música cuando vio a un grupo grande de gente muy joven. "No sí si todos llegarían a los 18, eran muy muy jóvenes", explica. Vio que comenzaban a seguirle.

Fue en un paso elevado por las vías del tres cuando empezó a escuchar los insultos. "Que te pares maricón, bujarra no corras, no andes tan rápido. Yo pensé en que si les ignoraba pararían", cuenta. Pero no pararon. En un momento, empezaron a correr detrás de él. "Entonces solo pensé que tenía que salir del puente, porque si me cogían ahí a saber qué podían hacerme", recuerda.

Cuando estaba llegando al final "solo noté una patada en la espalda y me caí al suelo", relata. "Me cogieron muy fuerte del brazo para llevarme a un descampado que había al lado, pero me resistí. Estaba en shock y empecé a gritar muy fuerte, así que de los puñetazos pasaron a las patadas en la cabeza para que me callara", recuerda. Y se quedó sin conocimiento.

Los gritos de Rafa alertaron a los vecinos que corrieron a ayudar, y los chavales huyeron. La Policía Nacional le llevó al hospital. Seis meses después no se ha podido atrapar a los agresores ya que Rafael no recuerda su cara, y las heridas físicas han dado paso a las emocionales, mucho más complicadas de sanar.

"Yo antes volvía muy tranquilo a casa de fiesta, pero cuando te pasa algo así sabes que nunca nada va a ser igual", recuerda. También explica que "me di cuenta después de que tuve mucha suerte. Si me pillan en lo alto del puente o no lo escucha ningún vecino pienso que podrían haberme matado", relata.

Desarrolló fobia a pisar la calle. "Tuve terror de salir a la calle durante meses. Ahora está algo más superado, pero no del todo, si voy caminando por la noche y alguien va detrás me entra el miedo, y siempre procuro coger un taxi, no quiero volver solo nunca más", explica. Ocho meses después de la agresión sigue en tratamiento psicológico y psiquiátrico.

Todo sale a flote

Tras la paliza recuerda que sus experiencias con la homofobia durante toda su vida salieron a flote. Empecé a recordar todas las veces que alguien me había gritado 'maricón' o algo peor por la calle, o las amenazas. Y como yo nunca había dicho nada porque pensaba que no era para tanto, o que no merecía la pena. Y al final todo acaba así. También recuerdo pensar que si esto es lo que me iba a esperar el resto de mi vida", reivindica.

Rafael arrastra todavía muchas consecuencias de aquello, y recuerda perfectamente lo jovencísimos que eran los agresores. "Mas de uno no tendría 18 años, eso es lo que más me impactó cuando vi que me seguían y me insultaban", explica.

Piensa que el auge del discurso de odio da alas a este tipo de personas y que está calando especialmente en la juventud, pero solo en una parte. "Sé que hemos avanzado muchísimo estos años, pero al mismo tiempo veo una parte de la sociedad que está muchísimo peor que antes. Hay una fractura. Literalmente hay muchas personas que quieren que la sociedad vaya para detrás", asegura.

Guillem Montoro, trabajador del servicio Orienta de atención a personas lgtbi explica que cada vez más atienden personas muy jóvenes en edad escolar por problemas en el ámbito educativo. "El discurso de odio está creciendo muchísimo en los institutos, y es consecuencia de la extrema derecha que lo expande y legitima todo el rato", explica Montoro.

En su opinión, "pensamos que esta generación iba a derribar casi todos los prejuicios pero estamos viendo que hay peligro real de volver para detrás. Hay parte de ellos que quieren volver a las cavernas por el influjo de esta extrema derecha", añade.

El Ministerio del Interior publicó un informe en el que se aseguraba que los delitos de odio por LGTBIfobia se han multiplicado por tres desde antes de la pandemia. Mientras que en 2019 se registraron 16 agresiones a personas del colectivo LGBTI, en 2021 fueron 51 incidentes de este tipo, según el Informe sobre la evolución de los delitos de odio, publicado este martes por el Ministerio del Interior. Uno de cada cuatro hechos investigados por la Policía Nacional ya están relacionados con la orientación sexual o identidad de género, así que se trata de la categoría más común de este tipo de delitos.

"Que nadie se calle"

La labor de la Policía Nacional en el caso fue buena para Sevilla. "Me entrevisté con ellos varias veces e incluyeron como agravante y delito de odio la homofobia por las frases que me dijeron los agresores mientras me pegaban.Consiguieron encontrar una cámara en la calle donde se veía la agresión, pero no hubo manera de identificar a las personas", explica. También asegura que el personal médico y de la asociación Lambda le ayudaron especialmente.

Rafael explica que es fundamental denunciar este tipo de situaciones, porque si no se habla de algo es como si no existiera. "Que nadie se calle, por favor. Hay que dar visibilida a todas estas situaciones, porque si no se hace es como si no hubieran ocurrido o como si no existiera. Yo he sido el primero que he pensado que no pasaba nada porque alguien me llamara 'maricón' por la calle. Pero hay que denunciar", reivindica Sevilla.