Estudio

Ni locas, ni despechadas: tres de cada cuatro profesionales sanitarias aseguran haberse sentido acosadas sexualmente

Inspirándose en el movimiento #SeAcabó, investigadoras han invitado a mujeres del ámbito sanitario y académico a compartir sus experiencias

Dos sanitarias y un paciente, en una imagen de archivo.

Dos sanitarias y un paciente, en una imagen de archivo. / Archivo

María G. San Narciso

Comentarios inapropiados, ofensivos y humillantes; tocamientos, manoseos, besos y abrazos no pedidos; insinuaciones sexuales no deseadas y solicitudes de favores sexuales... Un colectivo de investigadoras, incluido Women in Global Health Spain, acaban de sacar a la luz experiencias de sexismo, acoso sexual y abuso de poder en el sector académico y sanitario de España en un artículo publicado en 'The Lancet'. En él muestran que prácticamente tres de cada cuatro encuestadas se han sentido acosadas sexualmente.

Inspirándose en el movimiento #SeAcabó, las investigadoras invitaron a mujeres del ámbito sanitario y académico en España a compartir experiencias similares a la de la jugadora de la Selección Española de Fútbol Jenni Hermoso -con el beso no consentido de Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol y su superior− a través de un cuestionario anónimo lanzado en redes sociales. En solo 13 días, recopilaron 345 historias, de las que el 73,6% reportaron haberse sentido acosadas sexualmente y otro 28,7% dijeron haberse sentido abusadas sexualmente.

"Si bien nos centramos en historias de atención médica y académica, algunas mujeres se acercaron para compartir sus experiencias de acoso sexual y verbal en otros entornos y aprovecharon esta oportunidad para hablar", añaden las autoras. Son testimonios que se quedaron fuera de estos porcentajes por pertenecer a otros sectores laborales pero, como indica Ana Bernal-Triviño, una de las firmantes y colaboradora del grupo Prensa Ibérica, son una señal de que "el feminismo tiene razón": existe una situación sistémica.

"Estas historias repetidas significan que no es que las mujeres estén locas, ni que hayan interpretado mal el contexto en el que se ha producido cada situación; lo que les ha ocurrido es que no han estado respaldadas por las instituciones. Esa idea de que están despechadas, o que son unas aprovechadas, cae por su propio peso", asegura la también profesora de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Abusos de poder

Del total de las 345 historias recogidas, 156 (45,2%) informaron que el poder y el abuso sexual son tolerados hasta tal punto que se normalizan. Además, en el 40,3% de todas las experiencias reportadas, mujeres vulnerables en posiciones precarias que trabajan en el sector de la salud o en la academia (MIR, enfermeras, estudiantes de pregrado y doctorado, asistentes de investigación y tuteladas en diferentes facultades y lugares de trabajo o instituciones de salud) explican cómo son acosadas sexualmente por sus abusadores, que suelen ser "gerentes, directores, jefes de departamento, profesores de alto nivel, profesores, tutores y, sobre todo, hombres mayores con poder en estas rígidas estructuras jerárquicas". 

Este acoso con situaciones de desequilibrio de poder aumenta hasta el 64,6% si incluyen todas las experiencias denunciadas. Pero, pese al alto porcentaje de historias similares, las participantes decían tener dudas sobre si denunciar estos incidentes debido a la normalización del comportamiento sexista, la falta de apoyo de colegas, supervisores y autoridades institucionales, así como la sensación de que no iban a ser tomadas en serio y el miedo a posibles repercusiones profesionales.

Para Ana Bernal-Triviño, esto muestra "la gran complicidad que existe para la perpetuación de este tipo de situaciones" y la falta de apoyo institucional. "Son muchas las mujeres que han manifestado esta situación, pero ya se encargan ellos [abusadores y cómplices] de restar poder a su testimonio, lo que las desautoriza y hace que queden indefensas ante una situación así", asegura.

"Por otro lado −añade−, estos también tienen una gran capacidad de aislar a las víctimas entre sí para que no se apoyen entre ellas y, por lo tanto, no puedan conseguir una finalidad mayor. Con el aislamiento, y esa complicidad, se va permitiendo la supervivencia de ese machismo".

Incumplimiento de la legislación

En España, la Ley Orgánica 3/2007 garantiza la igualdad de género al prohibir universalmente el acoso sexual y obliga a todas las empresas a desarrollar planes de igualdad obligatorios, instituir protocolos y defender la libertad sexual y la integridad moral. Pero, como indican las investigadoras, y pese a llevar 16 años en vigor, su implementación no ha sido uniforme en todos los sectores. 

Asimismo, dentro del mundo académico, la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual exige mecanismos de denuncia en todas las universidades españolas. El sector sanitario carece de normativa específica al respecto.

Como soluciones, las investigadoras proponen desarrollar e implementar políticas integrales de prevención del acoso sexual que vayan más allá de la elaboración de Protocolos de Igualdad (y de la mera buena voluntad para llevarlas a cabo) y que involucren a todos los empleados, o campañas de sensibilización para romper la normalización y esa idea de que esto es un tema de mujeres y no un problema social.

También piden diferentes políticas que se centren en la superviviente, con planes de recuperación eficaces antes situaciones de acoso o abuso físico, psicológico y a través de redes sociales. Pero, sobre todo, piden que se deje de mirar hacia otro lado ante estos casos, como ocurrió con el beso no consentido de Luis Rubiales a Jennifer Hermoso. Solo así, consideran, se podrá terminar con un problema que en la actualidad está arraigado en casi cualquier ámbito laboral.