La pasta o una sopa son de los alimentos no solo más socorridos, sino que además son bien fáciles de cocinar. Realmente solo hay que ponerlas a hervir y esperar, nada más. Por eso, a veces puede haber algún pequeño despiste. O también que simplemente nos hemos equivocado con la medida de la olla y es más pequeña de lo que debería.

En ese caso, cuando comienza a burbujear, a hacer el clásico 'chup chup', si nos despistamos puede que se desborde, que el líquido salga poco a poco por encima de la olla, que haga contacto con el fuego o la vitrocerámica y que se queme, se pegue a la superficie, huela a quemado también de paso y, en definitiva, que sea un auténtico desastre.

Hay que controlar la temperatura para que eso no ocurra, pero un despiste lo tiene cualquiera y es lo más normal del mundo, pero hay un truco que además tiene base y explicación científica que impide que las burbujas crezcan demasiado y, por tanto, evita que se desborde. Y es facilísimo y no te costará nada de dinero.

La explicación

Si cueces verdura o un huevo verás que el agua no "salta" tanto mientras hierve y eso es porque en el caso de la pasta o del arroz hay almidón, lo que hace que las burbujas sean más resistentes y que además forma una especie de espuma de color blanco que evita que el calor se vaya, pero solo dura un tiempo, ya que luego, por la presión del vapor y del calor, se rompe. Entonces es cuando se desborda todo.

Sin embargo, eso se evita poniendo una cuchara de madera, la clásica de toda la vida que todos tenemos en casa, encima de la olla destapada.

El caso es que la madera es buena conductora del agua y mala del calor, por lo que es perfecta. Las burbujas chocan con la cuchara de madera que, al estar fría, y mantenerse a una temperatura media-baja pese al calor constante, hace que se rompan. Entonces no hay capa de espuma protectora y, por tanto, el calor se libera de forma más suave y progresiva, lo que evita que el líquido salga.

Aparte, también se genera una reacción por la cual las burbujas adyacentes también se rompan. En definitiva, que con este sencillísimo gesto puedes evitar un disgusto.