Camuflada en el suelo, la entrada de un túnel conduce hasta un sótano bajo el hospital infantil de Rantisi, ahora abandonado. El ejército israelí nos lleva a 20 metros bajo tierra a un lugar que, según lo encontrado por ellos, era -dicen- un escondite donde hubo rehenes secuestrados. Un oficial muestra un pequeño arsenal: granadas, armas ligeras, lanzagranadas y chalecos explosivos para ser usados contra los atacantes israelíes, todo bajo el hospital. Según explica el oficial, aquí habrían estado cautivos varios rehenes y aquí habrían grabado vídeos, como explicaría la disposición de una cortina para ocultar la pared. En el suelo, una cuerda usada para atar a un rehén. Según el razonamiento del oficial, es posible que alguno llegara aquí secuestrado en una de las motos usada en los atentados y que tiene orificios de bala. Hay también un calendario en la pared que comienza en el siete de octubre, el sábado de los atentados. Encima el nombre de la operación, Inundación de Al Aqsa. El último día tachado, fue el 3 de noviembre. Ese día abandonaron el escondite.