Era el momento de la llegada del avión presidencial de la República Francesa al aeropuerto de la Tontouta, en Nueva CaledoniaMacron pisaba el territorio insular en una visita de urgencia ¿El objetivo? Restaurar la calma después de más de una semana de disturbios violentos.

 “Mi deseo, junto con el de los ministros y todo el gobierno es estar con el pueblo, para que podamos volver a la paz, a la calma y a la seguridad lo antes posible” declara Macron.  

Caos y violencia que hasta el momento dejan seis fallecidos y más de 280 detenidos. Además de incendios de propiedades y tiroteos. Unas protestas que surgen a raíz de una reforma del censo electoral que, de aprobarse, permitiría votar a los residentes que hayan vivido en la isla durante al menos 10 años. Lo que ha provocado las protestas de los canacos, la oposición independentista.

 “Macron bebe su vinito de Francia, un vinito blanco de Burdeos, pero aquí a veces no bebemos" dice Viro Xulue, canaco.

En una reunión con políticos y empresarios el presidente remarcaba su intención de cooperar con el pueblo neocaledonio “Realmente creo que el diálogo es necesario” dice Macron. Pero avisa… de no conseguirse, a finales de junio la reforma llegará, imparable, al Congreso.