Se trata de una operación pionera. Trasplantar un riñón de cerdo en un cuerpo humano. El gran reto: evitar que su sistema rechace el órgano, algo que ya ha ocurrido antes. Antes, cuando un órgano de cerdo era trasplantado había un rechazo inmediato, en minutos o en horas. Por eso el primer paso ha sido modificar los genes del cerdo, hacerlos más compatibles con nuestro sistema. Una vez alterado su ADN, el riñón empieza a funcionar con total normalidad, evacuando la cantidad de orina que se espera de un riñón humano trasplantado a otra persona. Ha permanecido tres días conectado al cuerpo, sin rechazo. Un logro que podría aliviar las larguísimas listas de espera.
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