Hace unos días el Gobierno de Aragón decidió suspender todas las fiestas patronales hasta el 31 de agosto y el desánimo cundió al pensar en otro verano sin las verbenas de los pueblos. El Ayuntamiento de Zaragoza ha reavivado la llama de la esperanza, el espíritu de la fiesta, al anunciar que este año sí que se celebrarán los Pilares. Esa es la intención porque todo dependerá de la evolución epidemiológica. El área de Cultura ya se ha puesto manos a la obra y está diseñando unas fiestas mucho más coquetas, es decir, con restricciones ya que el efecto llamada puede provocar situaciones no deseadas.

La vicealcaldesa, Sara Fernández, ha explicado que desde el consistorio se «va a trabajar con la perspectiva de que pueda haber fiestas del Pilar, aunque no serán como las del 2019». Lo ha dicho en la presentación del ciclo Cultura al Raso, un ejemplo de lo que podrán ser los próximos Pilares, con una completa agenda cultural al aire libre.

Tras las vacunas

Si las previsiones de Sanidad se cumplen, el otoño se estrenará con el 70% de los españoles inmunizados, lo que hace pensar (y confiar) que los Pilares podrán celebrarse, aunque sea con restricciones.

El ayuntamiento tiene que redactar las bases de los concursos, como el del cartel anunciador de fiestas, o de los certámenes, como el de las jotas. También los proyectos necesarios para licitar los montajes de las estructuras habituales, como el de la Virgen del Pilar, o los escenarios. Se trata de pliegos que tienen que salir a licitación sobre el mes de julio para que el tiempo no se les eche encima y se pueda llegar a la cita. Y para hacerlo, primero tiene que tener una idea de lo que quiere hacer. Desde Cultura trabajan con varios escenarios y uno de ellos es que no haya fiestas. Uno al que no quieren llegar pero que no está descartado y que dependerá únicamente de la evolución epidemiológica.

Las actividades se harán principalmente al aire libre y en espacios que puedan ser perimetrados para poder controlar el aforo en todo momento. Según explicaron desde Cultura, el ciclo Cultura al Raso va a ser una prueba para testar y demostrar que se puede tener una extensa agenda cultural con todas las garantías.

Lo que sí está fuera de los planes municipales son los multitudinarios conciertos de la plaza del Pilar, epicentro de las fiestas, las concurridas muestras gastronómicas del paseo Echegaray y el Espacio Zity, con un aforo para 25.000 personas.

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Clave será la Ofrenda del Flores que organicen. Desde Cultura quieren que se celebre, aunque sea con un público reducido. Todavía hay tiempo y ya tienen mucho trabajo avanzado porque el año pasado redactaron varios proyectos, con distintas posibilidades en las que se repartía a los grupos por distintos recorridos.

Estos son los planes, la ilusión , que estarán en el aire hasta los días previos al 12 de octubre ya que dependerá de si se logra contener o no al coronavirus.