A oscuras. Así llevan tres semanas los usuarios del skatepark de Vía Hispanidad, unas instalaciones municipales que dependen del Ayuntamiento de Zaragoza y que se están viendo «continuamente» afectadas por actos vandálicos. El último ataque contra el cuadro de luces no ha sido el único que ha ocurrido en los últimos tiempos, pero la diferencia ahora es que el consistorio ha decidido cortar la electricidad y no repararlo de inmediato, prorrogando la oscuridad en el tiempo en un mes en el que anochece a las 18.00 horas.

Para los skaters la cuestión está clara: se trata de una falta de compromiso del ayuntamiento hacia estas instalaciones y con los que practican este deporte, que siempre se han sentido ninguneados en una ciudad en la que los monopatines, desde su perspectiva, están mal vistos y perseguidos. No obstante, desde el consistorio explican que están buscando una solución permanente que supondría mover y ocultar el cuadro de luces para evitar que sea vandalizado de nuevo.

«Lo hemos tenido que arreglar ya cien veces. Es un problema constante que ocurre con mucha frecuencia. Se repite casi semanalmente», dice la concejala de Deportes del consistorio, Cristina García (Cs). «Puede parecer injusto porque están pagando justos por pecadores», añade, pero explica que lo que se pretende evitar cortando la luz es que ningún menor se acerque al cuadro de luces y pueda electrocutarse tocando lo que no debe tocar. «La seguridad es lo primero. Estamos buscando una solución que llegará lo antes posible», sentencia García.

Así está ahora el cuadro de luces, que ha sido vandalizado prácticamente cada semana durante los últimos meses. Jaime Galindo

Sin embargo, para los usuarios del skatepark la cosa no queda ahí, puesto que esta ha sido la gota que ha colmado el vaso de su paciencia. Durante el primer año del mandato de PP y Cs al frente del Ayuntamiento de Zaragoza, el alcalde Azcón propuso servirse de los terrenos donde se sitúa esta pista de patinaje para conseguir dinero para la nueva Romareda. La idea era, como publicó este diario, modificar el Plan General de Ordenación Urbana para recalificar los suelos y poder construir vivienda en una zona en la que se pagan muy bien. Sin embargo, el proyecto generó mucho rechazo por parte del resto de grupos del consistorio, por lo que se desechó.

Quizá por estas intenciones del pasado, y con el debate sobre el nuevo estadio de nuevo encima de la mesa, entre los skaters ha resurgido el temor a que el ayuntamiento pretenda, de nuevo, acabar con estas instalaciones. Pero la concejala de Deportes lo niega tajantemente: «El skatepark a a seguir donde está. No hay ninguna conspiración ni tiene que ver con el proyecto de La Romareda». García insiste a que es un problema de vandalismo al que quieren poner solución de forma permanente y no con continuos arreglos en el cuadro de luces.

Fotografía tomada entorno a las 19.00 horas el pasado lunes con el 'skatepark' a oscuras y apenas sin gente. Jaime Galindo.

Pero las peticiones de los skaters zaragozanos, que cada vez están más organizados, van más allá. Javier Orduña es uno de los miembros más activos de esta comunidad y lamenta que la capital aragonesa apenas cuente con infraestructuras adecuadas para la práctica de este deporte. Las instalaciones de Vía Hispanidad, lamenta, se quedan muy pequeñas. «Hay pueblos en los alrededores de Zaragoza que tienen skateparks mucho mejores», dice. «Los fines de semana ya solo patinan los niños pequeños porque está tan lleno que para los que sabemos más es imposible porque entraña riesgos», añade.

El skatepark de Vía Hispanidad se inauguró en el año 2001 y la última remodelación importante se realizó en el año 2017, bajo el mandato de ZeC. Entonces se invirtieron 149.000 euros para construir un bowl, una especie de piscina sin agua idónea para la práctica de trucos y piruetas en monopatín, patines y bicis BMX.

Además de esta infraestructura en el distrito de Universidad, los skaters cuentan con una pequeña pista hecha con elementos prefabricados en Arcosur y con otra, tampoco muy grande, cerca de la plaza Europa. Por ello, y para evitar los riesgos que entraña patinar en lugares no preparados y alejados de la ciudad, creen que los patinadores de Zaragoza necesitan y merecen más. Y como mínimo, luz.