Los zaragozanos que paseen estos días por las calles de la capital aragonesa se sorprenderán al ver que varias palmeras han sido podadas. Los técnicos del Ayuntamiento de Zaragoza están realizando una cirugía en este tipo de arbolado para intentar tratar la plaga de picudo rojo con productos fitosanitarios para evitar que este insecto acabe con la vida de las palmeras.
El picudo rojo, procedente del Norte de África, tiene un "modus operandi" bastante particular y difícil de contrarrestar. El insecto se introduce en la palmera a través de las hojas, va descendiendo hasta instalarse en el tronco desde donde se alimenta lentamente de ella hasta provocar la muerte. La detención de la plaga es el mayor de los problemas porque es difícil saber cuando una palmera está realmente afectada. Por tanto, las palmeras aparentemente sanas podrían estar enfermas. Los síntomas más reconocibles del picudo rojo son el amarillamiento y marchitamiento de las hojas.
La plaga de este insecto no es algo nuevo en Zaragoza, que lleva luchando por frenarla y erradicarla en los últimos años. El picudo es un coleóptero distribuido por toda la ciudad que se desplaza muy fácilmente de un árbol a otro volando. La acción más eficaz incluida en el plan municipal de prevención trata de intenta capturar al insecto antes de que llegue a las plantas atrayéndolo a unos cubos con feromonas semienterrados en el suelo. Desde el Ayuntamiento recuerdan que solamente el 10% de las palmeras de Zaragoza son propiedad municipal por lo que el 90% pertenecen a entidades privadas a las que recomiendan la prevención de esta plaga.
Sin embargo, cuando las palmeras están ya afectadas es muy complicado encontrar una solución por lo que se realiza un tratamiento, que se puede apreciar visiblemente, para evitar su muerte. En los casos más extremos cuando se tiene que talar por completo la palmera, los técnicos deben limpiar y eliminar por completo los restos y evitar que la plaga sobreviva y se expanda a otros árboles cercanos.
