El obispo de Huesca y Jaca, Jesús Sanz, fue nombrado ayer oficialmente por El Vaticano nuevo arzobispo metropolitano de Oviedo, aunque no se incorporará a la Archidiócesis asturiana hasta el 30 de enero. Hasta entonces, el prelado franciscano continuará realizando sus labores en ambas diócesis, al igual que los vicarios de Huesca y Jaca, que ayer pero fueron nombrados por el propio Sanz delegados episcopales. Una vez Jesús Sanz tome posesión en Asturias, las sedes episcopales de Huesca y Jaca quedarán en situación de vacante hasta que la Santa Sede vuelva a nombrar obispo. Al respecto, el todavía obispo recomendó ayer dos nombres diferentes, uno para Huesca y otro para Jaca. "Desde mi experiencia, quizás no fue un acierto unir dos diócesis con plena autonomía cada una. Y lo ideal es cada una tenga su obispo y que lo tengan cuanto antes", aseguró en rueda de prensa. Hasta que no se designe sustituto, pueden darse tres posibilidades. La primera es que el colegio de consultores de la diócesis elija un (o dos) administrador diocesano desde que se produzca la vacante. La segunda, que la Santa Sede nombre un administrador apostólico antes de que se reúna el colegio de consultores, y cuyas facultades son prácticamente las que corresponden al obispo. Y la tercera, que el Vaticano nombre en pocos días al nuevo prelado de Huesca. Circunstancia que no suele ocurrir.