En medio de las protestas por las crecidas recién pasadas, los alcaldes miran de reojo a la siguiente, que llega esta semana y cuya cresta pasará por Zaragoza el miércoles, según las previsiones. Es algo menor --un caudal de 1.600 metros cúbicos por segundo, frente a los 1.900 de la anterior--, pero sus consecuencias puede que no lo sean, porque las motas, reblandecidas, amenazan con ceder. Además, como ejemplificaba el alcalde de Novillas, José Ayesa, "los cultivos ya se dan por perdidos, porque con la que viene pasarán 20 días sumergidos, eso no lo recuperas", explicó.