El Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) no está dispuesto a renunciar a su primera gran victoria política de la legislatura. Y si para eso tiene que desautorizar a su responsable de Personal, Alberto Cubero, para salvaguardar las cuentas del 2016, lo hará. Hoy mismo tiene previsto, en la junta de portavoces, desactivar la única amenaza que ayer, a pocos días de su aprobación en pleno y tras obtener los 17 votos necesarios para darle luz verde en la Comisión de Economía, lo ponía en riesgo. Por el desencuentro producido con PSOE y CHA en la de Personal, en la que se planteaba una modificación de la plantilla que ambos, a través de su abstención, favorecieron que se rechazara. Le instaron in voce a corregir su atrevimiento, pero hizo caso omiso. Y, en base a la ley, si esa votación se mantiene en el pleno, el presupuesto no saldrá adelante.

Así que al final, la comisión de Cubero acabó acaparando más protagonismo que la que iba a confirmar el acuerdo a tres que exhibieron solo un día antes ZeC, PSOE y CHA. De la polémica de los convenios se pasaba al impedimento de una plantilla que toda la oposición en bloque rechazó. Por cuestionar 14 nuevos puestos --diez inspectores y cuatro trabajadores sociales-- que, según le recriminaron todos, ni satisface las aspiraciones de los sindicatos de la casa (pedían más de cien), ni ha informado a los grupos con suficiente antelación y, pese a que no suponga una desviación en coste para las cuentas, cumple con una decisión unilateral de ZeC que ni siquiera justificaba con informes. Y, de paso, el reproche de que "usted se reúne con todos los comités de empresa de las contratas pero no con los sindicatos de la empresa más importante de la ciudad, la que usted gestiona".

La decisión era sencilla: o reblar o poner en riesgo un acuerdo muy trabajado en la mesa del responsable de las finanzas, Fernando Rivarés. Y Cubero no lo hizo, pero su partido sí por él. Hoy, vía enmienda o directamente eliminando los dos puntos conflictivos de su dictamen, se allanará el camino para una plácida votación en pleno del presupuesto.

Costaba pero, a continuación, ZeC, PSOE y CHA se veían obligados, entre la confusión de que sucedería en el pleno del próximo viernes, a seguir el guión establecido del acuerdo y volver a defender el "presupuesto mejorado" al que han contribuido. Ante los duros envites de PP y Ciudadanos (C's) que cargaron contra el "postureo" de la negociación. Con dos frentes fundamentales: sus principales apuestas surgían de detraer 3,6 millones de euros de las ayudas de urgencia --como si infradotaran su plan de emergencia social-- y con el trasfondo de los convenios que solo responde, según el PP, a los "amiguetes y amigotes" de unos y otros. De hecho, ni siquiera los tres convenios nuevos de ZeC (a Unicef, Rais y Cruz Blanca) irán a la bolsa de subvenciones, sino a Zaragoza Vivienda.

ATAQUES

"Este presupuesto está destinado a pagar sus hipotecas de años anteriores", criticó el conservador Jorge Azcón, quien reprochó al PSOE su papel de "bombero pirómano" por "quitar el dinero para los más necesitados" por unas ayudas fiscales que está por ver si se aplican. "Si no querían que pagaran más, no haberles subido los impuestos", le recordó, por el pacto con PP y C's por las ordenanzas fiscales. Aún así, estos dieron cabida a 14 enmiendas de los populares.

Por parte de C's, al que aceptaron más de 30, su portavoz, Sara Fernández, recriminó el "teatrillo" en el que PSOE y ZeC se han cambiado los papeles de años anteriores, Chunta ha sido un "actor secundario de lujo" y la formación naranja un "convidado de piedra".

Críticas que, para ZeC, PSOE y CHA demostraban los "pocos argumentos" ante un acuerdo que es fruto, según resaltaron los tres, del "diálogo, responsabilidad y el sentido común". Con la condición, eso sí, de que esa responsabilidad se la apliquen otras áreas antes del viernes.