Lo que empezó siendo un pequeño fuego en el interior del campo de maniobras de San Gregorio se convirtió ayer, inesperadamente, en un incendio de gran poder destructor que avanza por los baldíos y los montes que rodean los términos de Castejón de Valdejasa, Tauste, Remolinos y Pradilla de Ebro. De momento, las llamas, a las que se enfrentan numerosas brigadas, helicópteros e hidroaviones, ya han arrasado unas 6.000 hectáreas, cuando el pasado martes por la tarde solo habían ardido 400. De ellas, 4.000 se encuentran dentro del perímetro del campo de tiro, y el resto en el exterior.

La rapidez con que se ha propagado el fuego en una zona esteparia y pedregosa, de vegetación rala, ha sorprendido incluso al Ministerio de Defensa, que ha ordenado abrir una investigación para averiguar la causa del siniestro. Además, la propagación de las llamas se ve favorecida por el hecho de que el incendio se iniciara en un recinto militar plagado de proyectiles y al que no pueden entrar los medios civiles debido al riesgo de explosión.

De ahí que solo la Unidad Militar de Emergencias (UME) se encargue de luchar contra las llamas del campo de maniobras, donde se espera que se quemen otras 2.000 hectáreas, según apuntaron ayer expertos en la extinción de incendios. El peligro de explosión es real y continuo y de vez en cuando se oye el estallido de un proyectil recalentado por las llamas.

MANIOBRAS

Con todo, fuentes castrenses aseguraron que durante el verano no se realizan maniobras con fuego real para evitar incendios, aunque un mando reconoció ayer que el martes, día de inicio del fuego, se estaban realizando unos ejercicios con cargas inertes.

También es extraño que de un solo foco inicial se haya pasado a cinco o más puntos distintos de propagación, conformando un frente de unos 50 kilómetros de longitud, entre las inmediaciones de los montes de Castejón y el escarpe del Ebro en Alagón.

El terreno socarrado se compone de rodales de tierra improductiva, amplias extensiones de matorral y, en pequeña medida, de bosques de repoblación con pinos de poco porte. Con todo, es tal la fuerza del fuego que ha alcanzado cultivos de cereales que, al estar ya cosechados, ofrecen poco material combustible.

"Arden hasta las piedras", explicó ayer gráficamente Alfredo Zaldívar, alcalde de Remolinos, una población que está a solo cinco kilómetros del fuego. "Los equipos de extinción están actuando bien, pero paran de vez en cuando y es en esos momentos cuando se descontrola el fuego", añadió el responsable municipal, que no descarta que las llamas se iniciaran en una práctica de tiro.

SIN CORTAFUEGOS

Para José Luis Pola, alcalde de Tauste, que está a solo diez kilómetros del fuego, "el incendio se podría haber controlado si se hubiera atacado con los medios debidos desde la mañana de ayer, cosa que no se hizo". En su opinión, los explosivos desparramados por San Gregorio pueden haber provocado el incendio, "que ha crecido deprisa en un monte descuidado y plagado de vegetación", en el que ni siquiera existen cortafuegos.

Juan Ignacio Larraz, jefe de Bomberos de la Diputación de Zaragoza (DPZ), enumeró cuatro motivos por los que las llamas se han extendido tan deprisa por San Gregorio y su perímetro exterior. "Con temperaturas de 40 grados, una humedad del 11% y un viento cálido y racheado que sopla a 25 por hora por un terreno herbáceo y seco es fácil comprender por qué el incendio ha cogido tanta fuerza", dijo.

Larraz, sin embargo, elogió la actuación de los medios aéreos al norte de San Gregorio, "lo que ha impedido la propagación del fuego por los montes de Castejón, donde sí existe una masa boscosa de gran valor ecológico".

Javier Lambán, presidente de la DPZ, lamentó que "se esté silenciando la labor de la Diputación", pero subrayó que "ha funcionado" la coordinación los grupos de las distintas instituciones implicadas en la extinción.