Las obras para desdoblar la A-23 en Monrepós están dejando una profunda cicatriz en el paisaje del Prepirineo. Pero el tajo terroso que los automovilistas aprecian ahora llegará a desaparecer con el tiempo. Para ello, el Ministerio de Fomento va a llevar a cabo una meticulosa labor de camuflaje ambiental. Entre otras cosas, se plantará vegetación en los taludes y desmontes, a base de especies autóctonas. Además, se tratará con especial cuidado a la fauna de esa zona montañosa mediante la colocación de una valla de cerramiento que impida el paso de animales a la calzada. En su lugar, dispondrán de unos pasos especialmente habilitados para ellos. Asimismo, se tomarán medidas de protección para evitar la contaminación del río Isuela y se protegerá su cauce con la construcción de una escollera en distintos puntos. Finalmente, Fomento reconstruirá los caminos utilizados durante las obras.