La ordenanza municipal permite a las motoristas aparcar en las aceras, aunque no haya una zona especifica señalizada o un espacio concreto para este fin. Según la normativa municipal, las aceras deben tener una anchura de al menos tres metros; el vehículo tiene que aparcarse en paralelo a la calzada u estar separado por dos metros de la moto más cercana. Además, hay que llegar con el motor parado y sin ocupar el asiento.