Félix García y Lorena García, Universidad

"No hay alternativas: o esperar o bajar en Grancasa o coger un taxi"

No hay como una huelga en el servicio para que empiecen a aflorar algunas de las debilidades de la línea Valdespartera-Parque Goya. Una de ellas, la que explicaban Félix García y Lorena García, de 19 y 20 años, respectivamente, ambos estudiantes del Centro Politécnico Superior (CPS) al que tenían que llegar subiéndose al tranvía en la parada de Goya. «No hay alternativas para poder ir hasta allí: o esperamos en la parada o cogemos el autobús que nos deja a la altura de Grancasa o cogemos un taxi hasta allí y nos dejamos un dineral», exponían. Su caso es el de muchos que consiste en que, a la mínima que algo pase en la línea del tranvía, les afecta y mucho. En tiempo de recorrido o en dinero, para atender sus obligaciones. Ayer miraban con resignación el panel luminoso de los tiempos, les aguardaban aún «+30 minutos». Así, tal cual aparecía en el texto. Menos mal que, en su caso, iban «a entregar un trabajo» y no a clase, de manera que solo les retrasaba la llegada al campus de Ingenieros, en el Actur, pero no había una hora exacta a la que tener que estar allí para no perderse la lección del día.

Diego Peco y Ángel Ortín, Actur-Rey Fernando

"Hemos estado 15 minutos en la parada y luego ha llegado lleno"

El de estudiantes universitarios fue uno de los colectivos más damnificados de la primera huelga del tranvía. El campus de San Francisco es uno de los centros de actividad en el eje nortesur que más usuarios mueve y ayer algunos se vieron sorprendidos por una huelga que conocieron al llegar a la parada o a través del teléfono móvil. Porque los más jóvenes ya conocen las aplicaciones que envían este tipo de alertas casi en tiempo real. Entre los afectados, Diego Peco y Ángel Ortín, que se apeaban del Urbos 3 resignados: «Llegamos tarde a clase ya», aseguraban los dos jóvenes de 20 años. Ambos explicaban cómo en su parada del Actur habían estado «más de 15 minutos esperando» a que llegara el tranvía. Los servicios mínimos decretados por el ayuntamiento aseguraban que lo haría cada diez. «Y luego ha llegado lleno», añadían. Que pase a rebosar de gente ya es desde hace tiempo una imagen habitual, especialmente en horas punta, pero ayer el problema no era la importante demanda que tiene que asumir, era una huelga que a todos les afecta, pero que al menos mañana jueves les cogerá prevenidos.

Dana Dumilescu, Universidad

"Siempre suelo salir con tiempo de casa y justo hoy no"

Dana Dumilescu lamentaba ayer que se tuviera que enterar «al llegar a la parada de que había huelga» en el tranvía. Defendía el «derecho de los trabajadores a reivindica» lo que consideren justo, pero en su caso había coincidido con la «mala suerte» de que haber salido con la hora justa. «Siempre suelo salir con tiempo de casa por si acaso pero hoy no. Llegaré tarde», explicaba.

Pilar Cardesa, Las Fuentes

"Llego tarde a una prueba que llevo un año esperando"

Pilar Cardesa, vecina de 52 años del barrio de Las Fuentes, lamentaba amargamente su infortunio en la parada de la confluencia de Fernando el Católico con la avenida Goya. En el panel informativo aún faltaban 15 minutos para que pasara el siguiente tranvía y las consecuencias, en su caso, eran ya inevitables. «Llevo un año esperando una cita médica a la que tenía que ir hoy y voy a llegar tarde», argumentaba. En su caso, solo tres paradas le separaban de su destino pero era irremediable que no estuviera a la hora señalada para la consulta. «En la plaza Aragón ya ponía que tardaría 15 minutos en pasar», aseguraba, sin que hubiera visto aparecer ningún Urbos 3 por la vía que conduce hacia el sur de la ciudad. «Tampoco es justo, porque en la otra vía ya han pasado tres en este mismo rato», explicaba. Su malestar iba en aumento conforme avanzaban las manecillas del reloj, a medida que la parada se iba poblando de más usuarios que esperaban lo mismo. Había empezado mal el día. «Y encima ni siquiera nos avisan de que hay huelga. Me he enterado ahora», añadía visiblemente molesta. Ni un cartel en la cristalera, ciertamente, y solo el luminoso del panel informativo como unica referencia de lo que iba a tardar en subirse para ir al hospital Miguel Servet. Su caso era el de otros muchos ayer en el horario de paros, los que acudían a un centro sanitario de referencia en Zaragoza al que no te llaman siempre con la celeridad deseada y, claro, cuando toca, uno quiere ser puntual. También lo comentaba Teresa, de 59 años y vecina de la zona. En su caso, iba «a recoger unos resultados» al médico. «Ya llego tarde seguro, llevo diez minutos esperando y aún quedan otros 14», lamentaba, al tiempo que ya auguraba que la llegada del tranvía traería unos vagones a rebosar. «Seguro que vendrá lleno y ni siquiera podremos subir», añadía. Algo habitual, comentaban todos, cada vez que el convoy se retrasa un poco más de lo normal. «Estamos todos de acuerdo con que reivindiquen sus derechos los trabajadores, pero siempre lo pagamos los mismos», concluía.

Lourdes Elías, Zona Centro

"Vengo corriendo desde Tenor Fleta pero llegaré tarde"

Lourdes Elías lamentaba ayer que iba a «llegar tarde al hospital» Miguel Servet después de haber salido de casa «corriendo» desde la avenida Tenor Fleta. Y al llegar a la parada se topaba con que aún faltaban «14 minutos» para que llegara el próximo tranvía. Su carrera, con 73 años, no le había servido de mucho. A su cita, «para ir a recoger unos resultados», ya no llegaría a tiempo.