El pleno de Zaragoza aprobará hoy rescatar del olvido definitivamente los antiguos depósitos de Pignatelli, la pastilla más valiosa y abandonada de la capital. Acordará por amplia mayoría cerrar una histórica brecha urbana que se enclava entre tres distritos (Torrero-La Paz, Universidad y San José) desde hace más de una década. En 2005 dejaron de funcionar con la puesta en servicio de los depósitos en Valdespartera que complementaban a los de Casablanca. Hoy, doce años después, el Gobierno de Zaragoza en Común (ZeC) ha logrado poner de acuerdo al PSOE, a Ciudadanos (C’s) y a CHA para revitalizar la zona. Se hará por fin, con o sin los votos del PP, la única incógnita en el debate definitivo.

Esta infraestructura hidráulica se convertirá en un nuevo espacio urbano con pistas polideportivas, centro de mayores, biblioteca y ludoteca, entre otros servicios. Está junto al paseo Cuéllar pero es un proyecto de ciudad, el primero de la legislatura que sale adelante en el área de Urbanismo, y tras múltiples avatares referidos a la financiación siempre.

Los cuatro partidos han decidido que las obras que eligieron los vecinos en un proceso participativo iniciado en marzo del 2016, y valoradas en 15 millones, se paguen con pisos. Vender suelo para viviendas era la única solución. Y serán 107 en total, pero 30 de promoción pública, que costarán 3 millones al consistorio.

En el 2012, el PSOE planteaba 96 para obtener 10 millones extra para pagar obras como la prolongación de Tenor Fleta, pero no salió por IU y por el ahora responsable de Urbanismo, Pablo Muñoz. Ahora los socialistas ponían problemas a hacerlo con 58 pisos libres y, a última hora, ha pactado dejarlas en 77.