El Periódico de Aragón ha tenido la excelente idea de dedicar una serie de artículos al futuro de la Universidad en Aragón, ahora en que todavía nos encontramos lejos del periodo electoral y que dicha reflexión puede realizarse con serenidad. Dado que éste es el artículo que inicia la serie, me ha parecido conveniente explicar a los lectores cual es nuestra visión global de la Universidad de Zaragoza.

Aragón cuenta con dos universidades y con varios centros que imparten formación superior. Pero la Universidad de Zaragoza ejerce una función social singular: es la única universidad pública, tiene un tamaño muy superior al de todos los demás centros juntos y cuenta con una historia de casi cinco siglos. La universidad tiene tres misiones: docencia, investigación y transferencia de conocimientos. Por lo que respecta a la primera, tiene la oferta más amplia del Valle Medio del Ebro, impartiendo 54 grados adaptados al Espacio Europeo de Educación Superior, y 11 segundos ciclos correspondientes a ingenierías y licenciaturas. También oferta 52 masteres universitarios y 46 programas de doctorado, así como 99 estudios propios.

La investigación que desarrolla ha experimentado un gran crecimiento durante los últimos años, lo que la sitúa en posiciones de prestigio en el contexto nacional e internacional. Es la séptima universidad española por producción científica y académica, según el prestigioso Academia Ranking of World Universities elaborado por la Universidad Jiao Tong, de Shanghái.

La tercera función de la Universidad, que en la actualidad tiene un papel fundamental, es hacer llegar a la sociedad los resultados de la innovación tecnológica y social. El servicio que presta a la sociedad no sólo se lleva a cabo en las localidades donde existen campus. Este año, nuestra universidad ha desarrollado actividades docentes e investigadoras en 26 localidades aragonesas. No hay ninguna comarca, y pocos son los municipios, que no se hayan visto beneficiados de la actividad universitaria.

Por ello, es un polo de referencia para toda la sociedad y, también por ello, el entendimiento entre la comunidad y su universidad pública tiene una mayor relevancia que en otros territorios. Estas características de nuestra universidad subrayan su carácter de servicio público y marcan una manera de entenderla. Aragón tiene que ver en la universidad ese servicio público y atenderlo como tal. Y, de la misma manera, la comunidad universitaria debe entender la docencia, la investigación y la difusión como un servicio a la sociedad y no como fines en si mismos.

La Universidad de Zaragoza es un instrumento social y económico para la sociedad aragonesa, que le permite conseguir niveles superiores de educación y especialización, así como de desarrollo científico y social, y de innovación tecnológica. Pero que sea un instrumento social y económico, no significa que pueda serlo también político, lo que los gobiernos deben entender con claridad. La sociedad y sus responsables políticos tienen la obligación de pedirle eficacia y rendición de cuentas, pero la universidad no puede estar al servicio de intereses políticos.

COMO SERVICIO a la sociedad, la universidad tiene que participar en las necesidades de su territorio, pero esto debe hacerse sin que se confundan sus funciones específicas con las necesidades que se pretenden cubrir; en otras palabras, debe hacerse con racionalización.

Por otra parte, la universidad no puede entenderse sin hacer referencia al contexto nacional e internacional: España, Europa y el mundo. Aragón sabe bien que la identidad de lo aragonés no contradice, sino que se ensancha con la identidad de lo español y lo europeo, y con la existencia de unas relaciones planetarias. Por eso, nuestra universidad no ha querido estar ausente de acciones que ponen a Zaragoza en el mapa internacional, prestando su edificio emblemático, el Paraninfo, para acciones tan relevantes como la Tribuna del Agua, en la Expo; o apoyando la campaña por la Capitalidad cultural de Zaragoza .

En estos momentos, estamos embarcados en un proyecto de largo recorrido: la apuesta por el campus Iberus, que supone una iniciativa importante para constituir un espacio común de colaboración. Una apuesta que rompe los límites de las comunidades.

De la misma forma, nuestra proyección con el polo universitario de Toulouse nos permitirá crear un núcleo universitario nuevo de relación; en definitiva, de apertura e internacionalización para Aragón y su universidad pública.