Varios centenares de personas, mil según los organizadores, se manifestaron en la tarde de ayer por las calles de Sangüesa, en Navarra, para pedir la "inmediata paralización" de las obras de recrecimiento del embalse de Yesa. La marcha, convocada por Yesa + No, empezó a las 19 horas y recorrió las principales arterias de la localidad, que tiene 5.000 habitantes y se encuentra junto al río Aragón, a unos 10 kilómetros de la presa del pantano.

"La manifestación ha sido un éxito", subrayó ayer Miguel Solana, de la asociación Río Aragón, que agrupa a diversas entidades aragonesas que se oponen al proyecto. "Han venido muchas personas de las provincias de Huesca y Zaragoza y los diputados de Podemos Pedro Arrojo y Jorge Luis Bail", añadió.

El motivo de la elección de Sangüesa para la manifestación es que "sus habitantes tienen cada vez más miedo de que ocurra un desastre", añadió Solana. "La inestabilidad de las laderas se ha denunciado por activa y por pasiva, pero la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) sigue adelante con una obra que pone en peligro a las poblaciones situadas aguas abajo de Yesa".

SIN RAZÓN ECONÓMICA

En la concentración de ayer se leyeron comunicados en los que se denunció el macroproyecto incluso desde el punto de vista económico. "La obra, con tantas correcciones por los problemas de los corrimientos, tiene un coste inasumible", insistió el miembro de Río Aragón. "Se da además la circunstancia de que una presa más grande y una capacidad de almacenaje muy superior no tienen sentido porque el canal que lleva el agua se utiliza ya al máximo", añadió.

Durante la marcha, los representantes de Yesa + No hicieron hincapié en que es necesario someter el plan de recrecimiento a una moratoria que permita poner en marcha "alternativas reconocidas".

Los presentes arremetieron además contra la Confederación Hidrográfica del Ebro y pidieron su disolución para ser sustituida por "un organismo de cuenca verdaderamente democrático".

La manifestación se convirtió en el centro de la vida de Sangüesa, una pequeña y dinámica localidad industrial a unos 50 kilómetros de Pamplona. Muchos vecinos se unieron a la protesta con carracas, silbatos y cacharros de cocina para hacer ruido durante el recorrido y hacer más patente su oposición.

El "cabreo popular" de los vecinos de Sangüesa, en palabras de Miguel Solana, ha encontrado eco en el Gobierno de Navarra, que se ha dirigido a la CHE para que facilite información pormenorizada, con una periodicidad semanal, sobre las incidencias que se registran durante los trabajos para la elevación de la presa. "Existe una terrible desconfianza sobre lo que se cuece en Yesa y por eso se pide más información", dijo Solana.