Agentes del Cuerpo Nacional de Policía detuvieron el sábado por la mañana al gerente de la empresa de paquetería en bicicleta La Veloz, Javier Ortega, como presunto autor de un delito de exhibicionismo y provocación sexual ante menores.

Los policías lo sorprendieron cuando estaba masturbándose en una furgoneta en las inmediaciones del centro de menores Cesaraugusta, en la calle Tierno Galván, en La Paz.

Alrededor de las nueve y media de la mañana, dos menores del centro observaron la presencia de una persona practicando el onanismo en el interior de un vehículo, hechos que pusieron en conocimiento de los responsables de la institución. Estos llamaron al 091, que habilitó a una pareja de agentes de paisano que se dirigió a la zona.

Los policías sorprendieron in fraganti a Ortega, que llevaba puestas algunas prendas femeninas y una peluca. En el interior de la furgoneta hallaron algunos objetos de carácter sexual.

Ortega fue arrestado y conducido a dependencias policiales, en las que permaneció hasta que ayer fue puesto a disposición del Juzgado de Instrucción número 7 de Zaragoza, que se encontraba en funciones de guardia.

Según explicaron fuentes policiales, el gerente de La Veloz renunció, al serle entregada el acta de instrucción de derechos, a la posibilidad de que el Cuerpo Nacional de Policía comunicara a alguien de su entorno que se encontraba detenido.

EMBROLLO

Esa decisión de no comunicar el arresto, recogida en el acta, dio lugar a un desafortunado embrollo en el que su familia lo dio por desaparecido, tal y como publicó ayer EL PERIÓDICO --el viernes había viajado a Teruel para dar una charla-- y que, ya el domingo por la tarde, generó en las redes sociales un debate sobre el paradero de Ortega. Ayer, después de trascender su arresto, el debate viró hacia las prácticas --correctas o inapropiadas, según el internauta-- del Cuerpo Nacional de Policía.

A mediodía de ayer, el gerente de La Veloz quedó en libertad tras prestar declaración ante el juzgado de guardia. Salió imputado como presunto autor de un delito de exhibicionismo, aunque sin medidas cautelares.

En su declaración, Ortega admitió la autoría de los hechos por los que fue detenido, aunque negó que hubiera protagonizado episodios similares con anterioridad. Varios menores del centro explicaron a sus responsables que habían visto a otros sátiros masturbándose ante el edificio en una furgoneta.