La sequía y las restricciones que esta pueda provocar preocupa al Ayuntamiento de Zaragoza. No tanto en las dos semanas en las que va a estar cortado el Canal Imperial por obras de mantenimiento sino, más bien, de cara al próximo verano, donde la escasez de reservas en el embalse de Yesa podría acabar obligando a echar mano de La Loteta y el Ebro, directamente, como se va a hacer ahora y los materiales depositados en el vaso del embalse y el cauce del río podrían hacer "empeorar la calidad del agua" que llega al grifo de los hogares de la capital aragonesa.

Preocupa porque, como señaló ayer la concejala delegada de Infraestructuras y Ciclo del Agua del ayuntamiento, Lola Campos, al mezclar el cloro con la materia orgánica "hará que se incremente el nivel de trihalometanos en el agua", un riesgo que confían que no se llegue a producir. Aunque no hay razón para la alarma porque, a pesar de ser perjudicial para la salud si estos alcanzaran niveles excesivamente altos, es improbable que se alcancen, lo cierto es que la calidad del agua empeoraría de forma notable.

MALA SUERTE Sería como consecuencia de la escasez de agua en Yesa, que "debería estar a un 73% y está a solo un 42%" y, a juicio de Campos, de no haber acometido obras como el recrecimiento o el resto de infraestructuras incluidas en el Pacto del Agua, que hacen que ahora se padezca con el corte del Canal Imperial, una interrupción que, según admitió, "debía haberse producido en noviembre y no se hizo como deferencia a Zaragoza".

Ahora, al captar agua del Ebro y de La Loteta, el agua que llega a los hogares desde ayer "no ofrece la calidad que sería deseable", aunque sea "bebible". Ha sido todo, en su opinión, un "cúmulo de mala suerte" que ha acabado con restricciones que obligan a abastecerse de un caudal que hace que el agua lleve "más calcio y sulfatos" y sea, por tanto, "más dura" de lo habitual.

Hasta el 21 de febrero los zaragozanos tendrán que soportar estas condiciones, y ya se verá que ocurre en verano, cuando la falta de lluvias y la escasez de nieve en el Pirineo puede pasar una mayor factura. Aunque sin peligro para la salud. "Lo que no esperábamos nadie es que al poco de estrenar La Loteta y coger agua de Yesa hubiera una sequía como la que está habiendo. Ha sido mala suerte", concluyo la concejala delegada del Ciclo del Agua.