Fue, poéticamente, el último pasajero de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes. Diego de Alvear sobrevivió al ataque de una flotilla inglesa a las puertas de Cádiz en 1804. Dos meses más tarde España le declararía la guerra a Gran Bretaña. En aquella batalla, los barcos ingleses hundieron el Nuestra Señora de las Mercedes y De Alvear fue hecho prisionero. El buque permanecería inalterable dos siglos hasta que, en el 2007, una empresa americana la expoliara.

El conflicto entre Odyssey, dicha empresa, y el Estado español se ha prolongado durante más de cuatro años. Hasta que el pasado febrero, un tribunal de EEUU obligaba a Odyssey a devolver los caudales del barco a España. La sentencia puso fin a un proceso en el que han luchado diversas instituciones y descendientes de quienes perecieron en la fragata. Uno de ellos es José María Moncasi de Alvear. Es zaragozano y descendiente directo de Diego de Alvear, el último pasajero vivo de Nuestra Señora de las Mercedes.

"Volvía de Buenos Aires a España", explica. De Alvear había sido Segundo Comisario de la Demarcación de Límites entre España y Portugal en América del Sur. Tras 18 años de estancia regresaba a su tierra natal (Montilla, Córdoba) junto a su fortuna, la mujer que conoció en las Indias y sus ocho hijos. Todos ellos viajaban en la fragata. "Hasta que mi antepasado se trasladó al buque insignia de la flota, el Medea, en sustitución del segundo de a bordo, que había caído enfermo".

La tragedia

De Alvear fue con su primogénito. En la batalla se hundiría el Nuestra Señora de las Mercedes. Perecieron siete hijos de De Alvear y su mujer. También todo su patrimonio. Tal fue la tragedia que, ya como prisionero en Londres, "conmocionó a la sociedad inglesa. El propio rey Jorge III le recibió". De Alvear fue indemnizado. Moncasi asegura haber tenido un papel activo en la defensa del valor de los caudales. "He participado en la batalla mediática", asegura. Para él, es una forma de defender la memoria de De Alvear. "Es una satisfacción saber que las monedas ya están en España". Según Moncasi, deberían ser expuestas en el Museo Naval, en el de Cartagena y, a modo de homenaje, en Montilla.

El destino de las monedas de la Mercedes está por decidir. La victoria legal sobre Odyssey tiene implicaciones relevantes en materia jurídica, pero no desde un punto de vista arqueológico. "No es muy museable", sostiene el catedrático de Arqueología y Numismática de la Universidad de Zaragoza, Manuel Martín. Es una de las referencias en la materia. Según él, "si fuese otro tipo de barco sería importante. Pero es algo que ya conocemos mucho".

El buque fue construido en la segunda mitad del siglo XVIII. Existe un profundo conocimiento sobre este tipo de barcos, por lo que no aporta nada nuevo digno de estudio, explica. Eso sí, la decisión del tribunal de EEUU sí será útil cuando se encuentre un pecio de gran relevancia. No en vano, ha vuelto a confirmar que todo barco hundido, esté donde esté, pertenece a su Estado. "Si se encuentra en otro país habría que negociar. Al estar en aguas internacionales, es de España por pleno derecho", recalca Martín.

La fortuna del Nuestra Señora de las Mercedes está por fin en el lugar donde Diego de Alvear quería que estuviera, doscientos años después. De algún modo, Diego de Alvear y la fragata hundida han cerrado el círculo. La piratería, esta vez, no se ha salido con la suya.