Está para comérsela... Y marida bien con música, con vino y con lo que haya. Volvieron a demostrarlo una vez más los organizadores del Trufa Fusión, un certamen que nació en Estadilla por iniciativa de un grupo de productores de este manjar (que se servía en esta feria mezclado con jazz) y que el año pasado ya encontró su réplica en Zaragoza. Un certamen que pretende acercar a los consumidores al uso y disfrute de la trufa aragonesa.

En la capital del Ebro, la cita tuvo lugar en el pabellón del colegio Corazonistas. Mariano Andrés Alierta, de Gustalia, se encargó de elaborar tapas de lo más variado pero siempre dedicadas a la estrella de la jornada: arroz trufado, risotto, huevos poché, ravioli, bizcocho de zanahoria y trufa. Delicias para maridar con vinos de Paniza y del Somontano. Y para servir con el grupo Seven, que ambientó la tarde. Hubo hasta oportunidad de comprar producto, para acercarlo a la mesa. "La trufa lo transforma todo", explicaba Félix Bernad, parte de estos productores que organizaron la jornada. Y, si no lo creen, aquí va un experimento fácil. "Solo hay que poner una trufa en una fiambrera con doce huevos frescos. En cuatro días estarán trufados y serán una maravilla".