Indiferencia. Esto es lo que despierta en la gente de la calle el anuncio de que el Ayuntamiento de Zaragoza va a rebautizar la calle de General Sueiro por la de San Josemaría Escrivá de Balaguer, el fundador del Opus Dei. Solo los comerciantes de esta calle toman partido y lo hacen movidos por sus intereses, puesto que el cambio de la nomenclatura les va a acarrear gastos.

"Tenemos que cambiar el sello de caucho que estampamos en las facturas porque aparece el nombre de General Sueiro, hay que modificar las tarjetas de visita, llamar a todos los proveedores, avisar a un informático para que venga a modificar la caja registradora y la página web... ¿Por qué tengo que gastarme este dineral por la tontería de que a alguien se le ocurra cambiar el nombre de la calle?", lamenta Rosana, responsable de la tienda Coccu.

No entra ni sale en la elección de Escrivá de Balaguer como nuevo nombre. Le da igual. Decidan la nomenclatura que decidan a ella le obligan a gastar dinero y eso le subleva. Por eso se ha puesto en contacto con un abogado para presentar una alegación al expediente.

En otra tienda cercana se muestran algo más críticos con la elección del fundador del Opus Dei como sustituto de General Sueiro en la chapa metálica de la calle. "Pensábamos que, puestos a cambiar el nombre, pondrían algo más progresista, porque para esto no hace falta que se molesten", sostiene la propietaria de este establecimiento. En su caso, acaba de recibir un paquete de bolsas, pero asegura no estar dispuesta a gastarse ni un euro en el cambio de nomenclatura: "Mis clientes se irán con la dirección vieja en la bolsa".

En la calle, ocho personas entrevistadas dicen no darle importancia al cambio (algunos confiesan desconocer qué hizo General Sueiro para merecer una calle). Y otra voz, la de Delia Cortés, ve bien que se homenajee al fundador del Opus Dei: "¿Por qué no? Es un santo aragonés que ha escrito muchos libros, muy conocido en numerosos países del mundo y que ha permitido dar a conocer tanto Barbastro como Aragón".