Inquietos y preocupados. Así están numerosos vecinos, comerciantes y profesionales de la Gran Vía zaragozana ante las obras de refuerzo del tramo urbano del río Huerva. No solo temen al tranvía, que blindará durante seis meses el tráfico en esta zona, sino que los trabajos de reparación, refuerzo y conservación de muros y armaduras en este corredor fluvial de 1,2 kilómetros puedan afectar a sus negocios y viviendas. Tras numerosas conversaciones, han dado los primeros pasos para crear una plataforma ciudadana que se formalizará la semana que viene, pero a la que ya están adheridos una treintena de representantes.

Así lo confirmó a este diario el abogado y exconcejal del Ayuntamiento de Zaragoza Santiago Palazón, quien explicó que la inquietud de este colectivo es triple: el calendario, la financiación y las responsabilidades patrimoniales. Es decir, recelan de que las obras en Gran Vía duren solo seis meses, como aseguran fuentes municipales y temen que los técnicos no sepan lo que van a encontrarse cuando comiencen a reparar el tramo de este escondido cauce que empezó a construirse en 1924. "Tenemos miedo de que pase lo mismo que en La Seo o en el paseo Independencia, es decir, que cuando comiencen las obras no sepan lo que van a encontrarse y se compliquen las cosas", argumentó Palazón.

RESPONSABILIDADES La crisis económica no es ajena a los argumentos de esta plataforma ciudadana. Por ello, temen que esta intervención, valorada en unos nueve millones de euros e incluida en el presupuesto global del tranvía, tenga la financiación en el aire. Además, consideran que numerosos negocios y tiendas ubicados en Gran Vía pueden quedar más que tocados si las obras se prolongan. Por ello, exigen al Ayuntamiento de Zaragoza que clarifique la responsabilidad patrimonial de la administración.

"Si hay un problema durante las obras queremos tener claro a quién dirigirnos para exigir responsabilidades, al ayuntamiento a Traza, a la sociedad económica mixta o a quién", indicó el letrado Palazón.

APOLÍTICOS La intención de este colectivo es constituirse oficialmente como plataforma la semana que viene y registrarse como tal en el Gobierno de Aragón. Eso sí, advierten de que no tienen un carácter político y de que son "neutros" con el tranvía, es decir, que hay opiniones para todos los gustos respecto a la idoneidad o no de este medio de transporte. Entre los fundadores de este colectivo hay vecinos particulares, tiendas de muebles, de textil, joyerías, bancos, comestibles y profesionales liberales.

La próxima semana comenzarán un buzoneo y entregarán personalmente a los comerciantes y vecinos de Gran Vía y las calles adyacentes sus argumentos para conseguir más adhesiones.

Algunos residentes están asustados porque creen que la losa de cemento que cubre el río y sobre la que se asienta Gran Vía pueda alterar el equilibrio durante las obras de sustitución en algunos edificios. "No queremos ser alarmistas, pero tampoco encontrarnos con sorpresas cuando empiecen las obras. Queremos garantías", contó Palazón.