Salieron a recitar los dos accesit; Almudena Vidorreta primero, que sonaba como un brazal de agua joven: ...y alguno de esos hombres insaciables / traga arroz con frijoles mientras yo me deshago en lágrimas, ...: Y luego Fernando Sarría con esos poemillas cortos que caían como pedruscos virtuales en la gran sala de cariátides, de Cajalón, y que dejaban un eco como el reloj de la Audiencia de Soria al dar la una: Un pájaro sabe del mundo tanto como cien hombres leyó, por ejemplo.

Pero al llegarle el turno al ganador de la V edición del Premio de Poesía de la Delegación del Gobierno de Aragón, Francisco Javier Sanz Becerril, dijo, como Sancho Panza, que no convenía estirar la pierna más allá de lo que da la sábana: "No voy a leer el libro, porque está ahí y me lo quito de encima" y anunció que había preparado una canción para el acto: "creo que ustedes se la merecen" y levantó carcajadas al dirigirse al delegado del Gobierno, que presidía: "no sé si se puede cantar", para arrancarse a capella con un rabético, un tipo de canción tradicional que los griegos emigrados en el siglo XX a los Estados Unidos "se subían a lo alto de las montañas para cantarlas, cuando estaban hasta los cojones".

Fue la guinda de un acto intenso, que tuvo una gran carga de revelación (se entregaron los libros editados de los tres poetas), pero también de análisis poético y de humor, tan pronto académico como espontáneo. Bruno Catalán, el presidente de Cajalón dijo, por ejemplo: "Este premio me produce una emoción especial; con la que está cayendo; con lo denostados que estamos los dirigentes financieros...". Y sonaba lírico. Hasta el propio Javier Fernández señaló que ayer era uno de los días (había recibido el féretro del capitán de aviación en el aeropuerto) en los que aprovechaba para acercarse en soledad a la poesía.

El profesor de Literatura Túa Blesa analizó primero el libro Algunos hombres insaciables de Almudena Vidorreta, (la primera mujer que alcanza el podio en este premio) y dijo que "hace suyo el tono apocalíptico" para hablar del diluvio universal en los tiempos catastróficos en que vivimos, y dejar un hilo de esperanza: Y yo estaré con Noé haciendo el amor / con el último hombre, para que la especie se perpetúe".

De Fernando Sarría, Túa Blesa destacó que "lo breve, no tiene explicaciones sin el relámpago" y, tras señalar el fragmentarismo como uno de los rasgos de la posmodernidad, ponderó "el poderío de las imágenes" del autor de El Alhaquín.

Sobre el libro ganador, Immanere, el profesor incidió en la paradoja del amor y de la muerte. Y extrajo algunos ejemplos: la naturaleza tiene sus propias razones, / pero el hombre también tiene las suyas. O éste: Ser nada. / Y en el trayecto / dejar un grito.