La manifestación del 15-M derivó en un nuevo intento de acampada en la plaza del Pilar frustrado por la Delegación del Gobierno. Alrededor de una cincuentena de personas fueron desalojadas por agentes de la Policía Nacional a las 4.00 horas de ayer. No hubo detenidos ni heridos. El propio delegado del Gobierno, Gustavo Alcalde, encabezó el operativo.

Al igual que en otras ciudades de España, algunos manifestantes decidieron pernoctar en el mismo lugar en que lo habían hecho un año antes. Desde la organización de las protestas (la Plataforma Intercolectivos), no obstante, no se invitaba a ello. La decisión fue personal, explicaron fuentes del movimiento 15-M en Zaragoza.

La Delegación del Gobierno decidió desalojar a los acampados a altas horas de la madrugada, horas después de que las primeras tiendas se plantaran en la plaza del Pilar. También sucedió así en el resto de ciudades del país en los que hubo tanto intento de acampada como acción policial posterior. Gustavo Alcalde, ya había avisado de que no se permitirían campamentos en la vía pública. Él mismo se personó de madrugada junto a las fuerzas del orden para observar en primera línea el operativo.

El desalojo se produjo, según afirmaron fuentes de la Delegación, sin incidentes reseñables. Desde el movimiento 15-M se acusa a las fuerzas del orden de actuar con "coacción y amenazas", y de no mostrar su identificación (que es obligatoria).

Horas más tarde, ya de día, el colectivo convocó una asamblea en la plaza del Pilar para valorar la actuación de la madrugada y posibles acciones de protesta. También debatieron la posibilidad de convocar algún acto conmemorativo del movimiento mañana, un año exacto después de la gran manifestación convocada por Democracia Real Ya que dio pie a las primeras.

Desde el colectivo acusaron a la Policía Nacional de actuar arbitrariamente durante el desalojo de los improvisados acampados en la plaza del Pilar, reclamando identificaciones personales tanto a quienes estaban en el campamento como a quienes no habían participado.

Por su parte, fuentes de la Delegación del Gobierno valoraron correctamente la actuación de los agentes y recordó que no se produjo ningún altercado. De hecho, los propios acampados decidieron no enfrentarse a los agentes y retirar el campamento tras el aviso. No obstante, no aclararon por qué el desalojo se produjo horas después de que las primeras tiendas fueran colocadas, pese a que había intención expresa de no permitir campamentos.

Por otro lado, el 15-M valoró positivamente la existosa manifestación del día anterior, a la que, recordaron, acudieron más de 50.000 personas en Zaragoza (la delegación cifró la asistencia en 7.000, una cifra sensiblemente menor). Desde el movimiento se definió al acto de protesta como "una expresión de la fuerza positiva que contiene el rechazo a la crisis y a las políticas que se están llevando a cabo".