Los magistrados no determinan los motivos que le llevaron a matar a Marwa. Recogen el hecho de que una trabajadora social recordase que Ikram le dijo que tenía "el vientre maldito", porque solo paría niñas. Pero creen que para actuar sin conciencia de lo horrendo de asesinar a un bebé debería vivir en un país "anclado en la prehistoria", no en uno "moderno" como Marruecos. Así, no admiten como justificación que actuase movida por la creencia de que un genio maligno --djinn-- hubiese poseido a sus hijas. Más aún cuando ella negó creer en estas supersticiones.