El teléfono contra el acoso escolar puesto en marcha por el Departamento de Educación, pionero en España, recibió un total de 335 llamadas entre mayo del 2016 —cuando se activó— y finales de enero de este año, según los últimos datos públicos.

La mayoría de las conexiones fueron de familias, alumnos o docentes que buscaban información sobre el acoso escolar o sobre los procedimientos que se siguen. Según difundió Educación, en 56 casos se detectó «posible acoso escolar», por lo que se inició el protocolo previsto.

El número de teléfono 900 100 456 está operativo 24 horas, los 365 días del año. Además de este teléfono y de los protocolos de actuación, Educación mantiene abierta una tercera línea de actuación dentro de su plan integral y que está referida a un cambio normativo. Así, se pretende «poner nombre al acoso», según Educación.

En la actualidad, la normativa establecida no contempla este concepto específicamente y se engloba dentro de las conductas graves de convivencia en general —entre las que se incluyen cuestiones no relacionadas con el acoso—, lo que impide tener datos específicos sobre estas situaciones. Como novedad, la normativa introduce la figura del observador. Hasta ahora, solo se hablaba de víctima y agresor.

En este sentido, se están potenciando las comisiones de convivencia de los centros con la incorporación de los servicios de orientación (hasta ahora las formaban el profesorado) y el papel de las familias y de los alumnos.

Por otro lado, la consejería ha reforzado el trabajo de la asesoría de convivencia, un organismo que depende del Departamento de Educación y compuesto por técnicos en orientación educativa y jurídica. Además, como ya se viene haciendo, se seguirá incidiendo también en la formación de la comunidad educativa y se apuesta por la figura de los mediadores y ciberayudantes. Estos, en muchos casos, serán jóvenes estudiantes que, en el aula, ayudarán a la detección.