La experta en terrorismo yihadista Mia Bloom, investigadora de la Georgia State University, afirma que los datos indican que "cuanto más religiosa es una persona, menos radical", por lo que considera que la religión, el islam en este caso, puede ser una "defensa" ante la radicalización más que un camino hacia ella.

Estas personas más religiosas, explica en una entrevista a Efe en Zaragoza, con motivo de su intervención en una conferencia organizada por la Fundación Giménez Abad, al ser conocedoras del Corán, es más difícil que sean víctimas de la manipulación o de la propaganda de los sectores más radicales.

Bloom, profesora de Comunicación de origen canadiense que ha pasado, entre otras, por las universidades de Hardvard, Princeton o Columbia, ha centrado buena parte de sus investigaciones en el rol de la mujer en el terrorismo y la violencia política y sobre la radicalización de mujeres y jóvenes.

Sobre este aspecto, señala que, aunque las motivaciones para formar parte de un grupo terrorista son las mismas para todos, las formas en las que son reclutados a veces enfatizan distintos mensajes, que se centrarán más en la "llamada del deber" para los hombres o en la forma en que pueden ayudar en el caso de las mujeres o individuos con una mayor formación.

De hecho, pese a que organizaciones como el Daesh usan imágenes violentas y muy gráficas en su propaganda, cuando van dirigidas a las mujeres las utilizan "para que sientan pena".

"No hay una única ruta al terrorismo", asevera, ya que cada persona tiene "una historia muy personal" y lo que les atrae a entrar en estas organizaciones no es necesariamente lo mismo que les motiva más a largo plazo, pero sí que suele haber en la mayoría un "trauma" o algo que les ha "convulsionado la vida", como la pérdida del puesto de trabajo o el abandono de su pareja.

Tras ese trauma, buscan "significados", algo que les ofrece el Daesh, que les dice "sois bienvenidos aquí" y les da "empoderamiento".

Ahora que el Estado Islámico pierde territorio en Iraq y Siria y está en una situación más débil, cree que es "muy posible" que empiece a reclutar a personas con una menor formación y entre en un ciclo negativo.

Por otro lado, ha rechazado las políticas que está llevando a cabo la nueva administración estadounidense encabezada por Donald Trump, que está siendo asesorado por "islamófobos" y está aplicando unas políticas "muy pobres" que espera que no se adopten en Europa.

Se trata, sin embargo, de un gran reto combatir la islamofobia y los mensajes que explotan el miedo y que propagan continuamente los partidos de extrema derecha europeos, pero se congratula que eso no se esté dando en España, a quien sitúa en mejor situación que sus vecinos también por la diferente demografía, por el trabajo "bastante bueno" que está haciendo el Gobierno y por el hecho de que los musulmanes sean un "gran valor" para la sociedad.

De hecho, solo hay 207 combatientes de origen español en Siria -21 de ellos mujeres-, una cifra que queda muy por debajo en comparación con la de buena parte de los países europeos.

Pero la investigadora canadiense coincide en que "la gente tiene miedo" y considera que parte del mismo ha sido "exacerbado" por los medios de comunicación, que dan la imagen de cualquiera puede morir en un acto terrorista en cualquier momento, algo que desmienten las propias estadísticas, que indican que es más probable ser alcanzado dos veces por un rayo o que la probabilidad de morir a manos de un niño pequeño en Estados Unidos es cuatro veces mayor que en un atentado.

En este sentido, sostiene que parte de la prensa ve al terrorismo como una "gran fuente" para vender diarios y ha citado a la que fuera primera ministra británica, Margaret Thatcher, quien en referencia al IRA decía que no habría terrorismo sin medios.

Por ello, apela a la "gran responsabilidad" de los medios de comunicación para contextualizar los hechos y, a la vez, enviar mensajes positivos para no crear un "estado psicológico constante de miedo".

En el caso de los llamados "lobos solitarios", insiste en que, salvo excepciones, se trata de un terrorismo "limitado" que, por lo general, no puede causar muchas víctimas y que, debido a su falta de apoyo logístico, es "muy difícil" atraparlos previamente pero "muy fácil" hacerlo después, ya que no cuentan con refugios o vuelos preparados para su huida.

Con ello, subraya, no quiere decir que no haya que preocuparse por el terrorismo, pero sí que no nos preocupemos por él "tanto como de otras cosas".